martes, 3 de abril de 2018

MIS 45: MUJERES, TRIBUNERO, STING Y TORTA

Y ahora les cuento un poco cómo pasé mi cumpleaños número 45. A pesar de que mamá Anita no está, lo celebro igual en su honor, ella solía hacerme fiestas hermosas. Y que yo siga su costumbre, me da alegría interior. Por lo que a casa ayer por la tarde invité gente, comimos, charlamos, reímos y pasé un real cumpleaños.

 

De los invitados sólo faltó mi amigote Maxi y su mamá, la adorable Silvia, Mujer de Oro 2015. Los demás convocados estuvieron todos, con lo que veo que Dios me marca a quién debo confiar mi corazón y a quién no. Esta vez no sufrí los mil que te dicen querer mucho y se borran con excusas. Así que acerté en hacerlo. Y entre la media tarde y el atardecer fueron llegando mis vecinos Adriana, Mujer de Oro 2017 con su marido José, éste con un estado gripal tal que se tuvieron que ir y volver ella sola con sus chicos, el guitarrista Juani y Joaquín. Más tarde vino mi compañera de canto Déborah, infaltable, y pisando la noche llegó el loco lindo de Marcelinho, editor de Tribunero.com, a quien conozco por el nombre de la revista digital donde escribo, uno de los puntales de mi vida estos años. El uruguayo se convirtió en el primer extranjero en mi cumpleaños. Y con ellos disfrutamos pizza, empanadas de papá Rafael y la torta que Adriana hizo gentilmente. Y yo me deleité con la sociabilidad de mis vecinos adorados, la música de Sting & The Police de fondo de mi computadora y la verborragia imparable del Tribunero,una ametralladora de palabras, chistes, anécdotas, cultura, emociones, información, todo. Un mundo aparte el oriental como siempre.

 

Tele de fondo absolutamente desapercibida, lindo desodorante regalo de Adriana, la presencia de otros desde el teléfono: Maxi, Silvia, mi compañera de canto Lucy, mi amiga del Intstituto Bignone Natalia, compositora de Vivirás Bien, y además la genial Cecilia desde Brandsen (Buenos Aires), recordemos ex empleada de nuestro negocio, esposa de Horacio con quienes pasé tantos veranos de mi infancia en Pinamar, que  prometió como hace tiempo un encuentro con papá y yo. El sí de todos los comensales, de compartir conmigo 45 años de mi nacimiento, casi a esa hora, 19.30, fue el mejor regalo de cumpleaños. Claro, no fue el único.

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