Y ahora les cuento un poco
cómo pasé mi cumpleaños número
De los invitados sólo
faltó mi amigote Maxi y su mamá, la adorable Silvia, Mujer de Oro 2015. Los
demás convocados estuvieron todos, con lo que veo que Dios me marca a quién
debo confiar mi corazón y a quién no. Esta vez no sufrí los mil que te dicen
querer mucho y se borran con excusas. Así que acerté en hacerlo. Y entre la
media tarde y el atardecer fueron llegando mis vecinos Adriana, Mujer de Oro 2017
con su marido José, éste con un estado gripal tal que se tuvieron que ir y
volver ella sola con sus chicos, el guitarrista Juani y Joaquín. Más tarde vino
mi compañera de canto Déborah, infaltable, y pisando la noche llegó el loco
lindo de Marcelinho, editor de Tribunero.com, a quien conozco por el nombre de
la revista digital donde escribo, uno de los puntales de mi vida estos años. El
uruguayo se convirtió en el primer extranjero en mi cumpleaños. Y con ellos
disfrutamos pizza, empanadas de papá Rafael y la torta que Adriana hizo
gentilmente. Y yo me deleité con la sociabilidad de mis vecinos adorados, la
música de Sting & The Police de fondo de mi computadora y la verborragia
imparable del Tribunero,una ametralladora de palabras, chistes, anécdotas,
cultura, emociones, información, todo. Un mundo aparte el oriental como
siempre.
Tele de fondo
absolutamente desapercibida, lindo desodorante regalo de Adriana, la presencia
de otros desde el teléfono: Maxi, Silvia, mi compañera de canto Lucy, mi amiga
del Intstituto Bignone Natalia, compositora de Vivirás Bien, y además la genial
Cecilia desde Brandsen (Buenos Aires), recordemos ex empleada de nuestro
negocio, esposa de Horacio con quienes pasé tantos veranos de mi infancia en
Pinamar, que prometió como hace tiempo
un encuentro con papá y yo. El sí de todos los comensales, de compartir conmigo
45 años de mi nacimiento, casi a esa hora, 19.30, fue el mejor regalo de
cumpleaños. Claro, no fue el único.
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