Ahora que hablamos de clima y sus locuras, recuerdo toda una rareza que aconteció en 2012, más precisamente en agosto y durante los Juegos Olímpicos de Londres. La segunda semana del evento, llovió torrencialmente durante cuatro días seguidos, en algunos momentos fuerte y en otros no tanto, pero persistentemente. El agua caía y caía y caía sobre la ciudad, mientras veíamos a Usain Bolt batir récords o a nuestro Sebastián Krismanich ser campeón de taekwondo. Encima, este servidor enfermo de duro lío de garganta, con medicación, cama y demás. Mejor que un novelista, mire.
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