Que cierta parte de la prensa comunica de forma al menos revisable, no es novedad. Es lamentable que ante la suspensión del decisivo Gimnasia-Boca por la Superliga, este domingo por lluvia, algunos periodistas escriban o hablen más en cómo quedó parado Boca con el tema que en la vida, la salud de los seres humanos, la tremenda situación climática.
Se desgañitan opinando que el partido en La Plata debió jugarse, que Boca salió ganando por la postergación por su difícil actualidad deportiva, por su agitada agenda internacional. Eso para ellos es lo más importante. No tuvieron en cuenta, o prefirieron minimizar, que llueve torrencialmente desde casi 48 horas, que hay actividad eléctrica, que una cancha con agua (como declaró el árbitro Facundo Tello) es peligrosa para un partido tan importante, encima con la locura con la que se juega en el fútbol actual. Verdaderamente penoso, porque el enfoque le llega al hincha y éste lo toma y lo hace suyo, todo equivocadamente. Primero el fútbol, después vemos la salud de los jugadores, eso es lo que nos comunican. Lamentable. Los jugadores, antes que eso, son seres humanos que merecen bienestar.
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
domingo, 29 de abril de 2018
LAS LLUVIAS DE HOY NO SON LAS DE ANTES
Después del calor, humedad y verano otoñal argentino, ahora tenemos lluvia para archivar y repartir. Este fin de semana, incluso ahora mismo, el agua natural de la creación de Dios cae sin parar sobre la ciudad. No era así antiguamente, podía llover pero racionalmente. Cada tanto, cada tanto, había aguacero que inundaba las pobres obras de desagüe de los barrios. Pero era cada tanto. Hoy, no sólo las lluvias son copiosas, sino que copiosas en poco tiempo, con lo que los desagües, hoy mejorados notoriamente, igual no dan abasto. Un síntoma más de lo mal que está el planeta, el cambio climático, cómo se enferma la gente de un poquitito de aire viciado, la humedad, todo. La lluvia de hoy, siglo XXI, no es la de antes. Porque el clima, la vida, el mundo, ya no son los de antes. Por eso, tengamos mucha paciencia con el fenómeno. Al mal tiempo, buena cara. Aunque se moje mucho.
sábado, 28 de abril de 2018
2012: LLUVIA OLÍMPICA CUATRO DÍAS
Ahora que hablamos de clima y sus locuras, recuerdo toda una rareza que aconteció en 2012, más precisamente en agosto y durante los Juegos Olímpicos de Londres. La segunda semana del evento, llovió torrencialmente durante cuatro días seguidos, en algunos momentos fuerte y en otros no tanto, pero persistentemente. El agua caía y caía y caía sobre la ciudad, mientras veíamos a Usain Bolt batir récords o a nuestro Sebastián Krismanich ser campeón de taekwondo. Encima, este servidor enfermo de duro lío de garganta, con medicación, cama y demás. Mejor que un novelista, mire.
viernes, 27 de abril de 2018
EL VERANO MÁS LARGO DEL SIGLO EN ARGENTINA
Promedio de 26 o 28 grados, calor, sol a pleno que pega duro en la piel y el cuerpo. Anteojos negros, ropa clara, agua, ventiladores, gente vestida liviana. ¿Verano? No señor, es la nueva colección otoño-invierno 2018 en la Argentina. Increíble pero real, el verano que por estas tierras va de diciembre a como mucho marzo se prolongó un mes más. Este fin de abril, el clima nada tiene que ver con el otoño. Eso sí, la noche llega muy temprana, conforme a la época. Noche de calor y grillos a las seis y media. De lo más bizarro, y también, de lo mas´preocupante, porque así es como está la temperatura del planeta. En cualquier momento explotamos, no sólo de bronca por el calor tardío.
Ah, de paso, les dejo mi tema Verano Eterno:
Ah, de paso, les dejo mi tema Verano Eterno:
jueves, 26 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 86
Irán no en otra cancha, Irak sí
La eliminatoria de Asia dio mucho que hablar, teñida de los conflictos políticos de entonces. Por la guerra entre Irak e Irán, ambos países fueron obligados por la FIFA a jugar de locales en otro país. Irán no aceptó y la entidad lo descalificó. En cambio, Irak lo hizo en Kuwait, India y a lo último en Arabia Saudita, y así logró su histórico pase al eliminar a Siria.
Hong Kong bajó a China
China había estado a un paso del Mundial en 1982, y en 1985 parecía superior a su hermano Hong Kong. Sin embargo, el 19 de mayo, en la propia Pekín, el once hongkonés dio la nota al vencer 2-1 y ganar la zona, aunque luego fue marginado por Japón.
Novedad de formato en Asia
Para la eliminatoria asiática, la FIFA dispuso por única vez un formato muy práctico. Las dos plazas se repartieron una para ser disputada por los países de Medio Oriente (de allí fue Irak) y la otra para los del Lejano Oriente, de ahí fue Corea del Sur.
Qué pasó con Passarella
Daniel Passarella era el titular indiscutido en la zaga argentina. Pero el campeón del 78 no pudo jugar ni un minuto en México. Días antes del debut con Corea, sufrió una gastroenteritis que lo marginó del torneo, ya que a pesar de intentar tratamientos no pudo recuperarse. Se dice que se intoxicó con hielo, con el agua contaminada de napas por el terremoto que la nación sufrió en 1985. Lo cierto es que si bien fue campeón del mundo de nuevo, hasta tuvo que permanecer en tierra azteca bajo observación mientras sus compañeros volvían al país a festejar en el balcón de la Casa Rosada.
Primer Dt afuera
El paraguayo Cayetano Ré fue el primer entrenador en ser expulsado en un Mundial. Ocurrió a los 82 minutos ante Bélgica, por protestarle airadamente al árbitro búlgaro Bogdan Dotschev.
Árbitro al suelo
Gracioso episodio sucedió en el Irlanda del Norte-Argelia de la primera fase. En medio del partido, el árbitro soviético Valery Butenko se cayó al suelo, momento retratado por la inolvidable revista El Gráfico.
Portugués con lengua afuera
Un episodio no tan alegre aconteció entre Portugal e Inglaterra. Un jugador portugués le sacó la lengua al mediocampista inglés Ray Wilkins, que no reaccionó. El árbitro, el alemán Volker Roth, no dijo nada al respecto.
Errores arbitrales
Se iba convirtiendo en un feo clásico. Cada Mundial, erores gruesos de los árbitros que incluso definían partidos. El holanndés Jan Keizer cobró penal para Italia contra Argentina por mano casual de Garré, que fue el gol de Altobelli. En brasil-España, el hispano Michel remató de afuera, la pelota dio en el travesaño y picó adentro, pero el australiano Christopher Bambridge ordenó seguir y dio tiro de esquina. El japonés Takada dejó pegar a Argelia contra España y no otorgó penal contra Butragueño. El uruguayo José Batista fue el expulsado más rápido con Escocia por una entrada que era para amonestación. Y qué decir de la "mano de Dios", el puño de Maradona ante Peter Shilton en Argentina-Inglaterra, y el tremendo error del rumano Igna, que en el minuto 120 de Francia-Brasil no cobró nada cuando el francés Bellone se iba solo y el arquero Carlos lo agarró de la cintura no dejándolo seguir.
El dóping de Calderé
Un nuevo control antidóping positivo ocurrió con el español Ramón Calderé, que había tomado medicación por una diarrea. Esta vez, la FIFA sólo lo suspendió por un partido.
La roja más rápida
Como fue escrito, José Batista fue el expulsado más rápido de los Mundiales, récord que será muy difícil de igualar: sólo 53 segundos del partido con Escocia, cuando le pegó a Gordon Strachan. Y eso que no era para roja, con una amarilla estaba más que bien. Pero el francés Joel Quiniou lo vio distinto, y el pobre lateral de Peñarol y deportivo Español lo vio desde el vestuario.
El polémico penal de Francia-Brasil
En la serie de penales del dramático Francia-Brasil, Bruno Bellone ejecutó el suyo y la pelota pegó en el poste, en la espalda de Carlos y entró. Los brasileños protestaron pero el rumano Igna convalidó el gol, lo que luego fue avalado por la International Board, órgano rector de las reglas.
Heroico Tata
José Luis Brown debió reemplazar a Passarella durante el Mundial. En la final con Alemania, había marcado con gran cabezazo el primer gol. Pero en el segundo tiempo, tras una acción del juego, cayó mal y se lesionó el hombro, y debió jugar con el brazo colgado de un agujero en su camiseta; extrañamente no fue reemplazado, y en esas condiciones aguantó el resto hasta el título.
La eliminatoria de Asia dio mucho que hablar, teñida de los conflictos políticos de entonces. Por la guerra entre Irak e Irán, ambos países fueron obligados por la FIFA a jugar de locales en otro país. Irán no aceptó y la entidad lo descalificó. En cambio, Irak lo hizo en Kuwait, India y a lo último en Arabia Saudita, y así logró su histórico pase al eliminar a Siria.
Hong Kong bajó a China
China había estado a un paso del Mundial en 1982, y en 1985 parecía superior a su hermano Hong Kong. Sin embargo, el 19 de mayo, en la propia Pekín, el once hongkonés dio la nota al vencer 2-1 y ganar la zona, aunque luego fue marginado por Japón.
Novedad de formato en Asia
Para la eliminatoria asiática, la FIFA dispuso por única vez un formato muy práctico. Las dos plazas se repartieron una para ser disputada por los países de Medio Oriente (de allí fue Irak) y la otra para los del Lejano Oriente, de ahí fue Corea del Sur.
Qué pasó con Passarella
Daniel Passarella era el titular indiscutido en la zaga argentina. Pero el campeón del 78 no pudo jugar ni un minuto en México. Días antes del debut con Corea, sufrió una gastroenteritis que lo marginó del torneo, ya que a pesar de intentar tratamientos no pudo recuperarse. Se dice que se intoxicó con hielo, con el agua contaminada de napas por el terremoto que la nación sufrió en 1985. Lo cierto es que si bien fue campeón del mundo de nuevo, hasta tuvo que permanecer en tierra azteca bajo observación mientras sus compañeros volvían al país a festejar en el balcón de la Casa Rosada.
Primer Dt afuera
El paraguayo Cayetano Ré fue el primer entrenador en ser expulsado en un Mundial. Ocurrió a los 82 minutos ante Bélgica, por protestarle airadamente al árbitro búlgaro Bogdan Dotschev.
Árbitro al suelo
Gracioso episodio sucedió en el Irlanda del Norte-Argelia de la primera fase. En medio del partido, el árbitro soviético Valery Butenko se cayó al suelo, momento retratado por la inolvidable revista El Gráfico.
Portugués con lengua afuera
Un episodio no tan alegre aconteció entre Portugal e Inglaterra. Un jugador portugués le sacó la lengua al mediocampista inglés Ray Wilkins, que no reaccionó. El árbitro, el alemán Volker Roth, no dijo nada al respecto.
Errores arbitrales
Se iba convirtiendo en un feo clásico. Cada Mundial, erores gruesos de los árbitros que incluso definían partidos. El holanndés Jan Keizer cobró penal para Italia contra Argentina por mano casual de Garré, que fue el gol de Altobelli. En brasil-España, el hispano Michel remató de afuera, la pelota dio en el travesaño y picó adentro, pero el australiano Christopher Bambridge ordenó seguir y dio tiro de esquina. El japonés Takada dejó pegar a Argelia contra España y no otorgó penal contra Butragueño. El uruguayo José Batista fue el expulsado más rápido con Escocia por una entrada que era para amonestación. Y qué decir de la "mano de Dios", el puño de Maradona ante Peter Shilton en Argentina-Inglaterra, y el tremendo error del rumano Igna, que en el minuto 120 de Francia-Brasil no cobró nada cuando el francés Bellone se iba solo y el arquero Carlos lo agarró de la cintura no dejándolo seguir.
El dóping de Calderé
Un nuevo control antidóping positivo ocurrió con el español Ramón Calderé, que había tomado medicación por una diarrea. Esta vez, la FIFA sólo lo suspendió por un partido.
La roja más rápida
Como fue escrito, José Batista fue el expulsado más rápido de los Mundiales, récord que será muy difícil de igualar: sólo 53 segundos del partido con Escocia, cuando le pegó a Gordon Strachan. Y eso que no era para roja, con una amarilla estaba más que bien. Pero el francés Joel Quiniou lo vio distinto, y el pobre lateral de Peñarol y deportivo Español lo vio desde el vestuario.
El polémico penal de Francia-Brasil
En la serie de penales del dramático Francia-Brasil, Bruno Bellone ejecutó el suyo y la pelota pegó en el poste, en la espalda de Carlos y entró. Los brasileños protestaron pero el rumano Igna convalidó el gol, lo que luego fue avalado por la International Board, órgano rector de las reglas.
Heroico Tata
José Luis Brown debió reemplazar a Passarella durante el Mundial. En la final con Alemania, había marcado con gran cabezazo el primer gol. Pero en el segundo tiempo, tras una acción del juego, cayó mal y se lesionó el hombro, y debió jugar con el brazo colgado de un agujero en su camiseta; extrañamente no fue reemplazado, y en esas condiciones aguantó el resto hasta el título.
HISTORIA MUNDIAL: MÉXICO 86
Después del inesperado fracaso en España 82, Argentina debía barajar y dar de nuevo sus cartas. Con Carlos Bilardo designado en 1983, así lo hizo y de tal forma que en México, en 1986, borró toda frustración anterior y volvió a ser el mejor del mundo, como su historia manda. Y con un perfecto agregado: un Diego Maradona mágico, esplendoroso, casi goleador del torneo y que dejó para su vida y la del fútbol argentino la gloria más realizada para siempre.
Antes de los inolvidables sucesos albicelestes, hubo mucha agua bajo el puente, no sólo de la Selección. En 1974, la FIFA había designado a Colombia inédita sede del Mundial, pero a fines de 1982 el país cafetero no podía cumplir con las exigencias de organización y debió renunciar,por lo que se abrió un nuevo proceso y México fue el elegido. La nación azteca era la primera en repetir condición de local, tras la de 1970, y se venía preparando con todo, con gran infraestructura y estadios modernos. Pero como le pasó a Chile en 1962, la naturaleza casi estropea todo: un pavoroso terremoto sacudió la capital y zonas aledañas en septiembre de 1985, que causó más de 10.000 vidas y pérdidas materiales, aunque por suerte los estadios no fueron mayormente afectados. Por eso se recuperó y continuó con su puesta a punto para el torneo.
De nuevo eran 24 los países, como desde el 82, pero con una diferencia: la segunda fase era a eliminación directa hasta el título, y para ella se clasificaban los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros, es decir que de 24 iban 16 a los octavos, con lo que podía pasar de todo. Fueron pocas las sorpresas de la eliminatoria: Holanda quedó afuera de nuevo, esta vez en repechaje con su vecino Bélgica. Austria fue otro ausente de peso. En cambio, Dinamarca ganó su grupo y se estrrenó en la Copa, igual que Canadá, vencedor de la única plaza de la CONCACAF, e Irak, que a pesar de estar en plena guerra con Irán pateó la pelota y dejó atrás a Siria. Sudamérica tuvo la novedad de una liguilla para los segundos de cada zona, que Argentina evitó a ocho minutos de su partido con Perú, cuando el gol de Ricardo Gareca le dio el 2-2 y el pase. Luego, los peruanos perdieron el primero de una larga serie de Mundiales en la repesca, que obtuvo Paraguay, quien regressaba tras 28 años. África tuvo sus dos lugares con Argelia y el retorno de Marruecos, mientras Asia disputó por última vez con Oceanía y puso a otro lejano mundialista, Corea del Sur, que había estado en 1954.
Y los surcoreanos serían el primer escollo de la Argentina de Bilardo y Maradona en el Grupo A, en la ciudad de México, conocida como Distrito Federal. Antes, el 31 de mayo se inauguró el certamen, que nuevamente tuvo al imponente estadio Azteca como principal hogar. Tras linda ceremonia y la famosa música alusiva, el campeón reinante Italia, ya sin Paolo Rossi ni Antognoni, decepcionó al igualar 1-1 con Bulgaria, otro que había vuelto. Dos días después, en México pero en el Olímpico 68, la Selección (en quien pocos creían) derrotó a Corea con dos goles rápidos de Valdano y Ruggeri, para luego concluir con 3-1 su debut. Maradona apareció en el encuentro con los azzurros para con un golazo poner el 1-1 final, y los colosos no tuvieron problemas para seguir a los octavos, con Argentina primero tras superar fácil a los búlgaros. Pero aún el equipo no era una máquina, y las críticas y las pocas expectativas continuaban como al principio.
Como en España 82, esa primera fase no fue muy lucida, incluso con menos goles. El local, al mando de Hugo Sánchez, regresó con triunfos y la clasificación junto a los belgas, también irregulares. Francia y Brasil, éste mas´allá de un grueso error arbitral con España, ganaron sin esforzarse. En cambio, Alemania Federal e Inglaterra, casi afuera en la última fecha, pasaron con dificultades, ni hablar de Uruguay que en su retorno sufrió una histórica goleada por Dinamarca y tras su 0-0 con Escocia pudo arañar ser mejor tercero. Los daneses eran lo más lindo del torneo, con un fútbol vistoso al compás de Michael Laudrup y Elkjaer Larsen y tres victorias en su primer Mundial. Lo mismo que Marruecos, que se atrevió a marginar al Portugal de Paulo Futre y Fernando Gomes.
La inédita instancia de octavos de final empezó a ponerle brillo. Bélgica dio el primero de sus golpes a la potente Unión Soviética con un trepidante 4-3 en alargue, Brasil bvailó a Polonia y España contó con un Butragueño perfecto con cuatro goles para hacer olvidar a Dinamarca. Francia eliminó al descolorido Italia, México a Bulgaria y Alemania sufrió otra vez para batir a Marruecos en el minuto 87. Inglaterra no tuvo problemas al superar a Paraguay y se erigió en rival de Argentina, que en un duro clásico rioplatense le ganó a Uruguay con tanto de Pasculli.
Antes de afrontar otro superclásico con los ingleses,la Selección miraba por la linda transmisión de TV uno de los capítulos más dramáticos de la historia, cuando en una terriblemente calurosa Guadalajara Brasil jugaba el primer cuarto de final con Francia. 120 minutos, empate que no pudo destrabar el gran Zico errando un penal, foul del arquero Carlos al francés Bellone que se iba al gol y la definición por penales con polémica, triunfo galo y tristeza brasileña. Épica tarde de los de Michel Platini, que se las verían en semifinales con Alemania, que seguía avanzando a los tropezones, ahora por penales a México.
Pero el gran día para Argentina fue el 22 de junio. Allí, Inglaterra casi se pone en ventaja con un error del arquero Pumpido. Bastó esa alarma para que apareciera Maradona, despertara de sus actuaciones anteriores y dibujara una tarde de ensueño, primero con la "mano de Dios" y luego con el inolvidable gol del siglo, dejando cinco rivales y al arquero en el camino. Argentina no sólo fue Diego, porque los demás jugaron un partido casi perfecto y a pesar del descuento de Gary Lineker, máximo anotador del Mundial, fueron para las semifinales. Ahora el obstáculo era Bélgica, que volvía a dar la nota bajando a España por penales, en otro gran encuentro.
Encabezados por Jan Ceulemans, Enzo Scifo y Jean Marie Pfaff, los Diablos Rojos querían hacerlo también con Argentina. Pero no tenían un Maradona. En unos minutos, dos nuevas genialidades del 10 del Nápoli definieron el 2-0 en el Azteca. Contra todo, aún sus hinchas, la albiceleste llegaba a la final para repetir la gesta del 78. Pero nada menos que Alemania, vencedor de la lírica Francia con practicidad, sería quien se interpondría en su último escalón a la gloria. Los franceses pudieron ganarse un tercer puesto en otro festival de goles con los belgas.
El 29 de junio, más de 114.000 personas estaban bien ubicadas en el Azteca para la finalísima. Fue una real finalísima,brillante, emotiva, digna de la trayectoria y el prestigio de ambos. Alemania se la puso complicada a Argentina, pero la Selección sacó pecho con su fútbol grupal cuando no aparecía Maradona. Así se colocó 2-0 con el cabezazo de José Luis Brown, quien antes del debut reemplazó al gran capitán Daniel Pasarella enfermo, y otro gol de Valdano. Los germanos, ahora dirigidos por el Kaiser Franz Beckenbauer, parecían liquidados, hasta que en dos pelotas detenidas, dos córners, justo la especialidad de Bilardo de la época del Estudiantes copero, Rummenigge y Rudi Voeller empataron. Pero enseguida apareció Maradona, esta vez para habilitar a la inolvidable carrera de Jorge Burruchaga, otro baluarte de la campaña, que le pegó con el cordón de su botín para superar a Schumacher y hacer gritar al país.
Llegó el final, y con él, el éxtasis, la cumbre, la locura de felicidad. Argentina, en ese Azteca donde tres años antes había perdido la final del Juvenil con Brasil, celebraba a lo grande un bicampeonato inesperado y esperado a la vez. Y Diego Maradona se coronaba a los ojos del mundo, el logro que le faltaba para afirmar su presencia en la gloria. Quién lo hubiera pensado, aquellos días del 85 en que Bilardo tuvo que ratificar en la revista El Gráfico su continuidad, cuando la derrota con Perú en el Monumental llevaba al duro repechaje, cuando se perdió con Noruega un amistoso, cuando el escandalete tras el empate con Junior de Barranquilla. Quién, en un pueblo argentino necesitado de que once hombres le dieran una sonrisa por la delicada situación política, con la democracia tan amenazada como la economía. Pero el grupo, ese enorme grupo, que no sólo de Maradona vivía, sino que era un equipo, lo hizo posible. Como dijo el narrador de la película Héroes, Ernesto Frith, ese 29 de junio, ese domingo, Argentina llegó a la cumbre y alcanzó la inmortalidad.
Revívalo aquí, emociónese de nuevo:
Antes de los inolvidables sucesos albicelestes, hubo mucha agua bajo el puente, no sólo de la Selección. En 1974, la FIFA había designado a Colombia inédita sede del Mundial, pero a fines de 1982 el país cafetero no podía cumplir con las exigencias de organización y debió renunciar,por lo que se abrió un nuevo proceso y México fue el elegido. La nación azteca era la primera en repetir condición de local, tras la de 1970, y se venía preparando con todo, con gran infraestructura y estadios modernos. Pero como le pasó a Chile en 1962, la naturaleza casi estropea todo: un pavoroso terremoto sacudió la capital y zonas aledañas en septiembre de 1985, que causó más de 10.000 vidas y pérdidas materiales, aunque por suerte los estadios no fueron mayormente afectados. Por eso se recuperó y continuó con su puesta a punto para el torneo.
De nuevo eran 24 los países, como desde el 82, pero con una diferencia: la segunda fase era a eliminación directa hasta el título, y para ella se clasificaban los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros, es decir que de 24 iban 16 a los octavos, con lo que podía pasar de todo. Fueron pocas las sorpresas de la eliminatoria: Holanda quedó afuera de nuevo, esta vez en repechaje con su vecino Bélgica. Austria fue otro ausente de peso. En cambio, Dinamarca ganó su grupo y se estrrenó en la Copa, igual que Canadá, vencedor de la única plaza de la CONCACAF, e Irak, que a pesar de estar en plena guerra con Irán pateó la pelota y dejó atrás a Siria. Sudamérica tuvo la novedad de una liguilla para los segundos de cada zona, que Argentina evitó a ocho minutos de su partido con Perú, cuando el gol de Ricardo Gareca le dio el 2-2 y el pase. Luego, los peruanos perdieron el primero de una larga serie de Mundiales en la repesca, que obtuvo Paraguay, quien regressaba tras 28 años. África tuvo sus dos lugares con Argelia y el retorno de Marruecos, mientras Asia disputó por última vez con Oceanía y puso a otro lejano mundialista, Corea del Sur, que había estado en 1954.
Y los surcoreanos serían el primer escollo de la Argentina de Bilardo y Maradona en el Grupo A, en la ciudad de México, conocida como Distrito Federal. Antes, el 31 de mayo se inauguró el certamen, que nuevamente tuvo al imponente estadio Azteca como principal hogar. Tras linda ceremonia y la famosa música alusiva, el campeón reinante Italia, ya sin Paolo Rossi ni Antognoni, decepcionó al igualar 1-1 con Bulgaria, otro que había vuelto. Dos días después, en México pero en el Olímpico 68, la Selección (en quien pocos creían) derrotó a Corea con dos goles rápidos de Valdano y Ruggeri, para luego concluir con 3-1 su debut. Maradona apareció en el encuentro con los azzurros para con un golazo poner el 1-1 final, y los colosos no tuvieron problemas para seguir a los octavos, con Argentina primero tras superar fácil a los búlgaros. Pero aún el equipo no era una máquina, y las críticas y las pocas expectativas continuaban como al principio.
Como en España 82, esa primera fase no fue muy lucida, incluso con menos goles. El local, al mando de Hugo Sánchez, regresó con triunfos y la clasificación junto a los belgas, también irregulares. Francia y Brasil, éste mas´allá de un grueso error arbitral con España, ganaron sin esforzarse. En cambio, Alemania Federal e Inglaterra, casi afuera en la última fecha, pasaron con dificultades, ni hablar de Uruguay que en su retorno sufrió una histórica goleada por Dinamarca y tras su 0-0 con Escocia pudo arañar ser mejor tercero. Los daneses eran lo más lindo del torneo, con un fútbol vistoso al compás de Michael Laudrup y Elkjaer Larsen y tres victorias en su primer Mundial. Lo mismo que Marruecos, que se atrevió a marginar al Portugal de Paulo Futre y Fernando Gomes.
La inédita instancia de octavos de final empezó a ponerle brillo. Bélgica dio el primero de sus golpes a la potente Unión Soviética con un trepidante 4-3 en alargue, Brasil bvailó a Polonia y España contó con un Butragueño perfecto con cuatro goles para hacer olvidar a Dinamarca. Francia eliminó al descolorido Italia, México a Bulgaria y Alemania sufrió otra vez para batir a Marruecos en el minuto 87. Inglaterra no tuvo problemas al superar a Paraguay y se erigió en rival de Argentina, que en un duro clásico rioplatense le ganó a Uruguay con tanto de Pasculli.
Antes de afrontar otro superclásico con los ingleses,la Selección miraba por la linda transmisión de TV uno de los capítulos más dramáticos de la historia, cuando en una terriblemente calurosa Guadalajara Brasil jugaba el primer cuarto de final con Francia. 120 minutos, empate que no pudo destrabar el gran Zico errando un penal, foul del arquero Carlos al francés Bellone que se iba al gol y la definición por penales con polémica, triunfo galo y tristeza brasileña. Épica tarde de los de Michel Platini, que se las verían en semifinales con Alemania, que seguía avanzando a los tropezones, ahora por penales a México.
Pero el gran día para Argentina fue el 22 de junio. Allí, Inglaterra casi se pone en ventaja con un error del arquero Pumpido. Bastó esa alarma para que apareciera Maradona, despertara de sus actuaciones anteriores y dibujara una tarde de ensueño, primero con la "mano de Dios" y luego con el inolvidable gol del siglo, dejando cinco rivales y al arquero en el camino. Argentina no sólo fue Diego, porque los demás jugaron un partido casi perfecto y a pesar del descuento de Gary Lineker, máximo anotador del Mundial, fueron para las semifinales. Ahora el obstáculo era Bélgica, que volvía a dar la nota bajando a España por penales, en otro gran encuentro.
Encabezados por Jan Ceulemans, Enzo Scifo y Jean Marie Pfaff, los Diablos Rojos querían hacerlo también con Argentina. Pero no tenían un Maradona. En unos minutos, dos nuevas genialidades del 10 del Nápoli definieron el 2-0 en el Azteca. Contra todo, aún sus hinchas, la albiceleste llegaba a la final para repetir la gesta del 78. Pero nada menos que Alemania, vencedor de la lírica Francia con practicidad, sería quien se interpondría en su último escalón a la gloria. Los franceses pudieron ganarse un tercer puesto en otro festival de goles con los belgas.
El 29 de junio, más de 114.000 personas estaban bien ubicadas en el Azteca para la finalísima. Fue una real finalísima,brillante, emotiva, digna de la trayectoria y el prestigio de ambos. Alemania se la puso complicada a Argentina, pero la Selección sacó pecho con su fútbol grupal cuando no aparecía Maradona. Así se colocó 2-0 con el cabezazo de José Luis Brown, quien antes del debut reemplazó al gran capitán Daniel Pasarella enfermo, y otro gol de Valdano. Los germanos, ahora dirigidos por el Kaiser Franz Beckenbauer, parecían liquidados, hasta que en dos pelotas detenidas, dos córners, justo la especialidad de Bilardo de la época del Estudiantes copero, Rummenigge y Rudi Voeller empataron. Pero enseguida apareció Maradona, esta vez para habilitar a la inolvidable carrera de Jorge Burruchaga, otro baluarte de la campaña, que le pegó con el cordón de su botín para superar a Schumacher y hacer gritar al país.
Llegó el final, y con él, el éxtasis, la cumbre, la locura de felicidad. Argentina, en ese Azteca donde tres años antes había perdido la final del Juvenil con Brasil, celebraba a lo grande un bicampeonato inesperado y esperado a la vez. Y Diego Maradona se coronaba a los ojos del mundo, el logro que le faltaba para afirmar su presencia en la gloria. Quién lo hubiera pensado, aquellos días del 85 en que Bilardo tuvo que ratificar en la revista El Gráfico su continuidad, cuando la derrota con Perú en el Monumental llevaba al duro repechaje, cuando se perdió con Noruega un amistoso, cuando el escandalete tras el empate con Junior de Barranquilla. Quién, en un pueblo argentino necesitado de que once hombres le dieran una sonrisa por la delicada situación política, con la democracia tan amenazada como la economía. Pero el grupo, ese enorme grupo, que no sólo de Maradona vivía, sino que era un equipo, lo hizo posible. Como dijo el narrador de la película Héroes, Ernesto Frith, ese 29 de junio, ese domingo, Argentina llegó a la cumbre y alcanzó la inmortalidad.
Revívalo aquí, emociónese de nuevo:
RAREZAS DEL MUNDIAL 82
El Salvador clasificado con dos goles
El Salvador fue junto a Honduras el representante de la CONCACAF en el Mundial de españa. Para meterse por segunda vez en la Copa, marcó en el hexagonal final sólo dos goles en cinco partidos: 1-0 a México, por Hever Hernández a los 81 minutos, y otro 1-0 a Haití, por Norberto Huezo en el primer tiempo. Pero sólo sufrió uno, cuando Canadá lo venció también por la mínima. No pudo con Cuba y con los hondureños, ambos 0-0, pero así le alcanzó para clasificarse.
Los mil enredos salvadoreños
Pero al conjunto cuscatleco no le salió barata la hazaña. Padeció mil y una penurias antes y durante su estadía en el Mundial. Dos jugadores fueron bajados de la lista por la Federación por cuestión de economía, así que sólo fueron 20. Hubo lío por los premios de la clasificación, el DT Rodríguez Lindo no pudo viajar para ver a los rivales, las camisetas llegaron tarde, las azules titulares desaparecieron, igual que las pelotas de entrenamiento. El Salvador tuvo un viaje larguísimo a España, llegó sólo tres días antes de su debut con Hungría, no pudo descansar bien por el cambio de horario y y en consecuencia, fue barrido por Hungría, como se explica más abajo.
Nueva Zelanda entró por la ventana
La clasificación de Nueva Zelanda para su primer Mundial fue increíble. Y en cierto modo rara. En la última jornada del cuadrangular final de Asia y Oceanía, con Kuwait ya adentro de España 82, los Kiwis debían ganarle a Arabia Saudita por cinco goles de diferencia para forzar un desempate con china. No habían podido con los sauditas en Auckland (2-2), y se la jugaron en Riyadh. Pero los cinco goles llegaron, todos en el primer tiempo, fueron al playoff con los chinos, el 10 de enero de 1982 en Singapur, y al vencer 2-1, se metieron en el primero de sus dos Mundiales.
Rosario de errores arbitrales
La actuación de los árbitros, entonces de negro, en el Mundial fue muy mala. El zaguero brasileño Luizinho cometió mano ante la URSS, pero el español Lamo Castillo la dejó pasar y Brasil ganó. Al gran camerunés Roger Milla le anularon mal un gol ante Perú en el 0-0. El juez ghanés Dwomoh cobró un penal inexistente para Checoslovaquia, mientras el soviético Stupar invalidó el de Francia a Kuwait por el jeque. España recibió un penal por falta a Alonso metros antes del área, y así venció a Yugoslavia. Jorge Olguín le dio un codazo al salvadoreño Huezo pero el boliviano Barrancos no sancionó, en cambio le dio penal a Argentina por foul a Calderón afuera. Contra Italia, Maradona fue marcado con ilícito por Claudio Gentile, ante la pasividad del rumano Rainea. Y qué decir de la entrada durísima del arquero alemán Schumacher sobre el francés Battiston: ni penal, ni roja, sólo el pobre defensor que iba a buscar un pase hospitalizado.
El arreglo Alemania-Austria
Alemania Federal y Austria habían dado la nota por un gran partido en el 78. En España en cambio la dieron por lo turbio. Por la última fecha del Grupo II, el 24 de junio Argelia había derrotado a Chile y tenía grandes chances de pasar. Entonces, el 25 de junio en Gijón, los germanos debían ganar para entrar a la segunda ronda junto con los austríacos, ya clasificados. Hrubesch abrió el marcador a los 10 minutos y ambos tuvieron ocasiones, pero a partir de la media hora empezaron a no jugar, tirar la pelota afuera a propósito, los jugadores se hablaban entre sí para arreglar el marcador. Así fue hasta el cierre, el público de Gijón los silbó y abucheó, coreó por Argelia y por el Sporting, el club local, y hasta cantó irónicamente "que se besen, que se besen". Los 22 valientes no hicieron caso y los argelinos, de excelente actuación, quedaron afuera de la forma más lamentable. Desde entonces, la FIFA decidió que los partidos de grupo de la última fecha se jugaran al mismo tiempo.
Vea el arreglo:
Hungría, el equipo 10
Hungría produjo el 15 de junio en Elche la mayor goleada hasta hoy de la Copa, al vapulear 10- 1 a El Salvador. El marcador es de nueve goles de diferencia, pero con 10 contra los 9 de Yugoslavia a Zaire en 1974 y de la propia Hungría a Corea del Sur en 1954. En tanto, el delantero Laszlo Kiss fue el primer suplente en marcar tres goles en un mismo encuentro.
El jeque anula un gol a Francia
Fue el otro episodio negro, para algunos cómico. Por el Grupo IV, Francia iba 3-1 sobre Kuwait cuando en una jugada a favor de los galos, se escuchó un silbato de la tribuna del estadio José Zorrilla en Valladolid, los kuwaitíes se quedaron parados y Alain Giresse marcó. Los árabes protestaron, pero quien los ayudó fue el jeque Fahd Al Ahmad, hermano del emir, que bajó de su palco, entró a la cancha y le exigió al árbitro soviético Miroslav Stupar que anulara el gol. Tras casi ocho minutos de interrupción, Stupar decidió sospechosamente invalidar el tanto. Luego Francia volvió a marcar, esta vez por Bossis, y ganó 4-1. Stupar fue suspendido de por vida por la FIFA. ¿El jeque? Falleció en 1990 durante la invasión de Irak a Kuwait.
Vea la farsa:
Blooper con el himno español
El 16 de junio, España debutaba ante Honduras en el estadio Luis Casanova de Valencia, hoy conocido como Mestalla. Antes del inicio, se ejecutaron los himnos como de costumbre. Pero tras el sorteo de arcos, cuando los jugadores tomaban posición para comenzar, volvió a sonar el himno español.
Los líos de España ante Yugoslavia
En su siguiente partido, el local enfrentó a Yugoslavia. Con muchos problemas para generar juego, empezó perdiendo y lo empató con aquel penal inexistente. Encima, el penal primero lo tiró López Ufarte, y Pantelic se lo atajó, pero el danés Sorensen lo hizo repetir por adelantamiento del arquero. López< Ufarte se lo dejó a Juanito, quien marcó el gol. Luego Saura hizo el desnivel y fue el único éxito de una pobre roja, dirigida por el hispano-uruguayo José Santamaría.
Whiteside, el más joven
El 17 de junio en Zaragoza, en el partido con Yugoslavia, el puntero izquierdo de Irlanda del Norte Norman Whiteside se convirtió en el hasta hoy jugador más joven en participar de un Mundial. Whiteside, que había debutado con 16 años en el Manchester United en 1981, tenía 17 años y 41 días, batiendo la marca de Pelé en Suecia 58. Fue internacional con la selección verde hasta 1990, y en 1991, una grave lesión lo obligó a dejar el fútbol con sólo 26 años.
Árbitros exóticos
Con la expansión del fútbol que ideó Joao Havelange, no sólo hubo más países y más plazas para África y Asia. También los árbitros empezaron a llegar de lugares exóticos. Yousef El Ghoul de Libia, Ebrahim Al Doy de Bahrein, Benjamin Dwomoh de Ghana, Rómulo Méndez Molina de Guatemala, Belaid Lacarne de Argelia, Luis Siles de Costa Rica, David Socha de Estados Unidos y hasta uno de Hong Kong, Thompson Chan Tam Sun, fueron algunos de los hombres de negro junto a nuestro Arturo Andrés Ithurralde.
Irlanda: pileta, sol, cerveza y triunfo sobre españa
Risueña fue la preparación de Irlanda del Norte para su último partido ante España. Como se creían eliminados, los británicos se la pasaron un día antes del cotejo en la piscina de su hotel, tomando sol, con sus esposas o novias y bebiendo cerveza. Pero a la hora de jugar, lo hicieron y le ganaron a la roja con gol de su figura Gerry Armstrong.
Relatores complicados con Inglaterra
En Argentina eran los últimos meses de la dictadura, justo cuando se perdían inocentes en la guerra de Malvinas. Como Inglaterra era el enemigo de los gobernantes, éstos dispusieron una censura a todo lo que fuera la nación británica, por ejemplo con la música. La censura llegó al periodismo, ya que Radio Rivadavia recibió y transmitió la orden al relator Juan Carlos Morales de no nombrar a Inglaterra en su partido con Alemania, en la segunda ronda. El excelente marplatense apeló a todos los sinónimos posibles, como "la selección roja" o "la que está jugando con Alemania". Lamentable.
El Salvador fue junto a Honduras el representante de la CONCACAF en el Mundial de españa. Para meterse por segunda vez en la Copa, marcó en el hexagonal final sólo dos goles en cinco partidos: 1-0 a México, por Hever Hernández a los 81 minutos, y otro 1-0 a Haití, por Norberto Huezo en el primer tiempo. Pero sólo sufrió uno, cuando Canadá lo venció también por la mínima. No pudo con Cuba y con los hondureños, ambos 0-0, pero así le alcanzó para clasificarse.
Los mil enredos salvadoreños
Pero al conjunto cuscatleco no le salió barata la hazaña. Padeció mil y una penurias antes y durante su estadía en el Mundial. Dos jugadores fueron bajados de la lista por la Federación por cuestión de economía, así que sólo fueron 20. Hubo lío por los premios de la clasificación, el DT Rodríguez Lindo no pudo viajar para ver a los rivales, las camisetas llegaron tarde, las azules titulares desaparecieron, igual que las pelotas de entrenamiento. El Salvador tuvo un viaje larguísimo a España, llegó sólo tres días antes de su debut con Hungría, no pudo descansar bien por el cambio de horario y y en consecuencia, fue barrido por Hungría, como se explica más abajo.
Nueva Zelanda entró por la ventana
La clasificación de Nueva Zelanda para su primer Mundial fue increíble. Y en cierto modo rara. En la última jornada del cuadrangular final de Asia y Oceanía, con Kuwait ya adentro de España 82, los Kiwis debían ganarle a Arabia Saudita por cinco goles de diferencia para forzar un desempate con china. No habían podido con los sauditas en Auckland (2-2), y se la jugaron en Riyadh. Pero los cinco goles llegaron, todos en el primer tiempo, fueron al playoff con los chinos, el 10 de enero de 1982 en Singapur, y al vencer 2-1, se metieron en el primero de sus dos Mundiales.
Rosario de errores arbitrales
La actuación de los árbitros, entonces de negro, en el Mundial fue muy mala. El zaguero brasileño Luizinho cometió mano ante la URSS, pero el español Lamo Castillo la dejó pasar y Brasil ganó. Al gran camerunés Roger Milla le anularon mal un gol ante Perú en el 0-0. El juez ghanés Dwomoh cobró un penal inexistente para Checoslovaquia, mientras el soviético Stupar invalidó el de Francia a Kuwait por el jeque. España recibió un penal por falta a Alonso metros antes del área, y así venció a Yugoslavia. Jorge Olguín le dio un codazo al salvadoreño Huezo pero el boliviano Barrancos no sancionó, en cambio le dio penal a Argentina por foul a Calderón afuera. Contra Italia, Maradona fue marcado con ilícito por Claudio Gentile, ante la pasividad del rumano Rainea. Y qué decir de la entrada durísima del arquero alemán Schumacher sobre el francés Battiston: ni penal, ni roja, sólo el pobre defensor que iba a buscar un pase hospitalizado.
El arreglo Alemania-Austria
Alemania Federal y Austria habían dado la nota por un gran partido en el 78. En España en cambio la dieron por lo turbio. Por la última fecha del Grupo II, el 24 de junio Argelia había derrotado a Chile y tenía grandes chances de pasar. Entonces, el 25 de junio en Gijón, los germanos debían ganar para entrar a la segunda ronda junto con los austríacos, ya clasificados. Hrubesch abrió el marcador a los 10 minutos y ambos tuvieron ocasiones, pero a partir de la media hora empezaron a no jugar, tirar la pelota afuera a propósito, los jugadores se hablaban entre sí para arreglar el marcador. Así fue hasta el cierre, el público de Gijón los silbó y abucheó, coreó por Argelia y por el Sporting, el club local, y hasta cantó irónicamente "que se besen, que se besen". Los 22 valientes no hicieron caso y los argelinos, de excelente actuación, quedaron afuera de la forma más lamentable. Desde entonces, la FIFA decidió que los partidos de grupo de la última fecha se jugaran al mismo tiempo.
Vea el arreglo:
Hungría, el equipo 10
Hungría produjo el 15 de junio en Elche la mayor goleada hasta hoy de la Copa, al vapulear 10- 1 a El Salvador. El marcador es de nueve goles de diferencia, pero con 10 contra los 9 de Yugoslavia a Zaire en 1974 y de la propia Hungría a Corea del Sur en 1954. En tanto, el delantero Laszlo Kiss fue el primer suplente en marcar tres goles en un mismo encuentro.
El jeque anula un gol a Francia
Fue el otro episodio negro, para algunos cómico. Por el Grupo IV, Francia iba 3-1 sobre Kuwait cuando en una jugada a favor de los galos, se escuchó un silbato de la tribuna del estadio José Zorrilla en Valladolid, los kuwaitíes se quedaron parados y Alain Giresse marcó. Los árabes protestaron, pero quien los ayudó fue el jeque Fahd Al Ahmad, hermano del emir, que bajó de su palco, entró a la cancha y le exigió al árbitro soviético Miroslav Stupar que anulara el gol. Tras casi ocho minutos de interrupción, Stupar decidió sospechosamente invalidar el tanto. Luego Francia volvió a marcar, esta vez por Bossis, y ganó 4-1. Stupar fue suspendido de por vida por la FIFA. ¿El jeque? Falleció en 1990 durante la invasión de Irak a Kuwait.
Vea la farsa:
Blooper con el himno español
El 16 de junio, España debutaba ante Honduras en el estadio Luis Casanova de Valencia, hoy conocido como Mestalla. Antes del inicio, se ejecutaron los himnos como de costumbre. Pero tras el sorteo de arcos, cuando los jugadores tomaban posición para comenzar, volvió a sonar el himno español.
Los líos de España ante Yugoslavia
En su siguiente partido, el local enfrentó a Yugoslavia. Con muchos problemas para generar juego, empezó perdiendo y lo empató con aquel penal inexistente. Encima, el penal primero lo tiró López Ufarte, y Pantelic se lo atajó, pero el danés Sorensen lo hizo repetir por adelantamiento del arquero. López< Ufarte se lo dejó a Juanito, quien marcó el gol. Luego Saura hizo el desnivel y fue el único éxito de una pobre roja, dirigida por el hispano-uruguayo José Santamaría.
Whiteside, el más joven
El 17 de junio en Zaragoza, en el partido con Yugoslavia, el puntero izquierdo de Irlanda del Norte Norman Whiteside se convirtió en el hasta hoy jugador más joven en participar de un Mundial. Whiteside, que había debutado con 16 años en el Manchester United en 1981, tenía 17 años y 41 días, batiendo la marca de Pelé en Suecia 58. Fue internacional con la selección verde hasta 1990, y en 1991, una grave lesión lo obligó a dejar el fútbol con sólo 26 años.
Árbitros exóticos
Con la expansión del fútbol que ideó Joao Havelange, no sólo hubo más países y más plazas para África y Asia. También los árbitros empezaron a llegar de lugares exóticos. Yousef El Ghoul de Libia, Ebrahim Al Doy de Bahrein, Benjamin Dwomoh de Ghana, Rómulo Méndez Molina de Guatemala, Belaid Lacarne de Argelia, Luis Siles de Costa Rica, David Socha de Estados Unidos y hasta uno de Hong Kong, Thompson Chan Tam Sun, fueron algunos de los hombres de negro junto a nuestro Arturo Andrés Ithurralde.
Irlanda: pileta, sol, cerveza y triunfo sobre españa
Risueña fue la preparación de Irlanda del Norte para su último partido ante España. Como se creían eliminados, los británicos se la pasaron un día antes del cotejo en la piscina de su hotel, tomando sol, con sus esposas o novias y bebiendo cerveza. Pero a la hora de jugar, lo hicieron y le ganaron a la roja con gol de su figura Gerry Armstrong.
Relatores complicados con Inglaterra
En Argentina eran los últimos meses de la dictadura, justo cuando se perdían inocentes en la guerra de Malvinas. Como Inglaterra era el enemigo de los gobernantes, éstos dispusieron una censura a todo lo que fuera la nación británica, por ejemplo con la música. La censura llegó al periodismo, ya que Radio Rivadavia recibió y transmitió la orden al relator Juan Carlos Morales de no nombrar a Inglaterra en su partido con Alemania, en la segunda ronda. El excelente marplatense apeló a todos los sinónimos posibles, como "la selección roja" o "la que está jugando con Alemania". Lamentable.
HISTORIA MUNDIAL: ESPAÑA 82
Decididamente, la Copa del Mundo de fútbol entró en 1982 en una nueva era. Ahora con 24 participantes, podía realmente llamársele Mundial, más que por primera vez los cinco continentes estaban. España tuvo por fin el privilegio de ser la casa de los viajeros, y dejó para la historia un torneo lleno de matices, buen juego, goles y partidos increíbles. Y, para colmo, un campeón absolutamente insospechado, una Italia que si bien legítimo, no fue tan brilloso como el resto del campeonato.
La Madre Patria de la Argentina había recibido la sede junto con las del 74 (Alemania) y 78 (Argentina), y en pleno proceso de la salida de la dictadura de Francisco Franco, preparó con todo su Mundial, con 17 estadios, nuevas comunicaciones e infraestructura y mucho fervor en su gente. Al gran calor de la península llegaron 22 selecciones, aparte del local y la Argentina campeona de César Menotti. La gran tarea de Túnez e Irán en el 78 convenció a la FIFA de ampliar las plazas para África (dos) y Asia, aunque ésta compitió de nuevo junto a Oceanía. Entre ambas zonas produjeron cuatro de los cinco nuevos: Argelia, Camerún, Kuwait y Nueva Zelanda, que eliminó a China en un desempate. El otro debutante fue Honduras, ganador histórico de la CONCACAF sobre el México de Hugo Sánchez. En tanto, regresó Inglaterra, el subcampeón vigente Holanda quedó al margen con Bélgica y Francia, y otro ausente de peso fue otra vez Uruguay, que venía de llevarse el Mundialito de Montevideo frente a las potencias, sorprendido por el Perú lírico en el propio estadio Centenario. Así, se diagramó una fase de grupos con seis de cuatro, donde los dos primeros avanzarían a otra fase de liguillas, de cuatro de tres, en las que los vencedores irían a las semifinales y a por el título, lo que dejaría lo mejor del torneo.
El 13 de junio, mientras el Papa Juan Pablo II visitaba el país y las tropas nacionales preparaban su rendición en la guerra de las Islas Malvinas, la Selección inauguró el torneo en el Camp Nou de Barcelona contra la respetable Bélgica, en el inicio del Grupo 3. El "Flaco" Menotti continuó su labor seria previa al título del 78, pero ahora con Diego Maradona, reciente campeón con Boca y con 21 años. Sin embargo, Argentina mostró en ese estreno lo que sería luego: un equipo previsible, con fragilidades, incapaz de superar a los grandes. Pese a ser dominador, cayó 1-0 y debió ponerse para golear a Hungría, con los dos primeros goles de Diego en la Copa, y derrotar al retornado El Salvador. Los húngaros registraron la mayor goleada de la historia con su 10- 1 a los centroamericanos, pero de nada les sirvió al quedar afuera con los belgas, primeros de la zona.
El resto de la primera ronda no fue tan atractivo como lo sería después. Italia, con Paolo Rossi recién vuelto de su suspensión por apuestas, sacó tres empates, no pudo con Camerún y pasó por un gol más que los africanos, de gran papel. Argelia imitó a los cameruneses y estuvo a punto de clasificar, pero Alemania y Austria arreglaron marginarlo en el episodio negro del Mundial. Inglaterra y Francia avanzaron sin brillar, España jugó muy mal pero siguió, y el mejor en esta instancia fue Brasil, que con una nueva mentalidad impuesta por Telé Santana y al comando de Zico y sus fantásticos arrasó con sus rivales. Los otros dos sudamericanos, Perú y Chile, fueron barridos a pesar de su potencial.
La gran acción comenzó a verse en la novedosa segunda ronda. Polonia y su ofensiva fue más que la de la Unión Soviética y Bélgica. Alemania apareció con todo para dejar afuera al pobre dueño de casa y a Inglaterra. Francia se copió de Brasil con un juego alto liderado por Platini. Y qué decir de la trilogía Italia-Brasil-Argentina. Tres campeones, uno reinante, la Selección y Maradona atados por una azzurra práctica, luego pasto para la fiera Brasil y finalmente, el destape de Rossi con su triplete para eliminar con infartante 3-2 a los brasileños, los mayores candidatos al título.
A pesar de la decepción por la despedida argentina, España 82 valió la pena seguir viéndolo. En la primera semifinal, Paolo Rossi firmó dos goles más ante Polonia, con quien había igualado a cero en su debut, y llevó a Italia a su primera final tras 12 años. Pero el mejor encuentro de los 52 fue en el Sánchez Pizjuán de Sevilla, donde dos potencias se saludaban. Alemania comenzó arriba, Platini empató para Francia y el 1-1 no se alteró hasta el alargue, más allá de la tremenda entrada del arquero Schumacher al defensor Battiston, que debió ser internado. Los Bleus se pusieron 3-1 en un rato y parecían ir a la final con goles y baile, pero Rummenigge, vuelto de lesión, y Fischer de tijera colocaron un irreal 3-3, un tiempo extra comparable al Italia-Alemania de México 70. Pero aún faltaban los penales, que por primera vez resolvían un mano a mano en los Mundiales. El gran líbero alemán Uli Stielike lo perdió ante Ettori, pero Schumacher contestó con atajadas a los tiros de Six y Bossis. El gigante Hrubesch, el del 1-0 negro a Austria, marcó el 5-4 y los germanos volvían a una final, su segunda en tres ediciones. Francia no pudo ni siquiera consolarse con el tercer puesto, que Polonia le ganó con justicia.
El Santiago Bernabeu de Madrid estaba ocupado de 90.000 personas ese 11 de julio por la noche para la gran final. Dos equipos europeos muy físicos, la defensa de cinco y la eficacia italiana contra la fuerza germana. Comenzaron mejor los de Jupp Derwall, pero a los 23 minutos fue Antonio Cabrini que tuvo la apertura con un penal, que tiró afuera. Sin embargo, tras el reinicio los de Enzo Bearzot marcaron presencia. Tiro libre rápido, centro y Paolo Rossi estaba allí para hacerlo de nuevo a los 56 minutos. Más tarde, Marco Tardelli sacó un bombazo de afuera para el 2-0 y el festejo visiblemente efusivo del presidente Sandro Pertini en el palco. Alemania intentó pero no pudo, y en un contraataque, como fue contra Argentina, Italia lapidó con Altobelli, que había entrado a los 7 minutos por Graziani, para el tercero. El descuento de Paul Breitner sólo decoró el 3-1 final. Y contra cualquier pronóstico, profesional o amateur, era Italia el que levantaba, en las manos de su longevo capitán Dino Zoff, la Copa del Mundo por tercera ocasión, tras la leyenda del 34 y 38. Un campeón deslucido, que desentonó con otro de los mejores Mundiales de la historia.
La Madre Patria de la Argentina había recibido la sede junto con las del 74 (Alemania) y 78 (Argentina), y en pleno proceso de la salida de la dictadura de Francisco Franco, preparó con todo su Mundial, con 17 estadios, nuevas comunicaciones e infraestructura y mucho fervor en su gente. Al gran calor de la península llegaron 22 selecciones, aparte del local y la Argentina campeona de César Menotti. La gran tarea de Túnez e Irán en el 78 convenció a la FIFA de ampliar las plazas para África (dos) y Asia, aunque ésta compitió de nuevo junto a Oceanía. Entre ambas zonas produjeron cuatro de los cinco nuevos: Argelia, Camerún, Kuwait y Nueva Zelanda, que eliminó a China en un desempate. El otro debutante fue Honduras, ganador histórico de la CONCACAF sobre el México de Hugo Sánchez. En tanto, regresó Inglaterra, el subcampeón vigente Holanda quedó al margen con Bélgica y Francia, y otro ausente de peso fue otra vez Uruguay, que venía de llevarse el Mundialito de Montevideo frente a las potencias, sorprendido por el Perú lírico en el propio estadio Centenario. Así, se diagramó una fase de grupos con seis de cuatro, donde los dos primeros avanzarían a otra fase de liguillas, de cuatro de tres, en las que los vencedores irían a las semifinales y a por el título, lo que dejaría lo mejor del torneo.
El 13 de junio, mientras el Papa Juan Pablo II visitaba el país y las tropas nacionales preparaban su rendición en la guerra de las Islas Malvinas, la Selección inauguró el torneo en el Camp Nou de Barcelona contra la respetable Bélgica, en el inicio del Grupo 3. El "Flaco" Menotti continuó su labor seria previa al título del 78, pero ahora con Diego Maradona, reciente campeón con Boca y con 21 años. Sin embargo, Argentina mostró en ese estreno lo que sería luego: un equipo previsible, con fragilidades, incapaz de superar a los grandes. Pese a ser dominador, cayó 1-0 y debió ponerse para golear a Hungría, con los dos primeros goles de Diego en la Copa, y derrotar al retornado El Salvador. Los húngaros registraron la mayor goleada de la historia con su 10- 1 a los centroamericanos, pero de nada les sirvió al quedar afuera con los belgas, primeros de la zona.
El resto de la primera ronda no fue tan atractivo como lo sería después. Italia, con Paolo Rossi recién vuelto de su suspensión por apuestas, sacó tres empates, no pudo con Camerún y pasó por un gol más que los africanos, de gran papel. Argelia imitó a los cameruneses y estuvo a punto de clasificar, pero Alemania y Austria arreglaron marginarlo en el episodio negro del Mundial. Inglaterra y Francia avanzaron sin brillar, España jugó muy mal pero siguió, y el mejor en esta instancia fue Brasil, que con una nueva mentalidad impuesta por Telé Santana y al comando de Zico y sus fantásticos arrasó con sus rivales. Los otros dos sudamericanos, Perú y Chile, fueron barridos a pesar de su potencial.
La gran acción comenzó a verse en la novedosa segunda ronda. Polonia y su ofensiva fue más que la de la Unión Soviética y Bélgica. Alemania apareció con todo para dejar afuera al pobre dueño de casa y a Inglaterra. Francia se copió de Brasil con un juego alto liderado por Platini. Y qué decir de la trilogía Italia-Brasil-Argentina. Tres campeones, uno reinante, la Selección y Maradona atados por una azzurra práctica, luego pasto para la fiera Brasil y finalmente, el destape de Rossi con su triplete para eliminar con infartante 3-2 a los brasileños, los mayores candidatos al título.
A pesar de la decepción por la despedida argentina, España 82 valió la pena seguir viéndolo. En la primera semifinal, Paolo Rossi firmó dos goles más ante Polonia, con quien había igualado a cero en su debut, y llevó a Italia a su primera final tras 12 años. Pero el mejor encuentro de los 52 fue en el Sánchez Pizjuán de Sevilla, donde dos potencias se saludaban. Alemania comenzó arriba, Platini empató para Francia y el 1-1 no se alteró hasta el alargue, más allá de la tremenda entrada del arquero Schumacher al defensor Battiston, que debió ser internado. Los Bleus se pusieron 3-1 en un rato y parecían ir a la final con goles y baile, pero Rummenigge, vuelto de lesión, y Fischer de tijera colocaron un irreal 3-3, un tiempo extra comparable al Italia-Alemania de México 70. Pero aún faltaban los penales, que por primera vez resolvían un mano a mano en los Mundiales. El gran líbero alemán Uli Stielike lo perdió ante Ettori, pero Schumacher contestó con atajadas a los tiros de Six y Bossis. El gigante Hrubesch, el del 1-0 negro a Austria, marcó el 5-4 y los germanos volvían a una final, su segunda en tres ediciones. Francia no pudo ni siquiera consolarse con el tercer puesto, que Polonia le ganó con justicia.
El Santiago Bernabeu de Madrid estaba ocupado de 90.000 personas ese 11 de julio por la noche para la gran final. Dos equipos europeos muy físicos, la defensa de cinco y la eficacia italiana contra la fuerza germana. Comenzaron mejor los de Jupp Derwall, pero a los 23 minutos fue Antonio Cabrini que tuvo la apertura con un penal, que tiró afuera. Sin embargo, tras el reinicio los de Enzo Bearzot marcaron presencia. Tiro libre rápido, centro y Paolo Rossi estaba allí para hacerlo de nuevo a los 56 minutos. Más tarde, Marco Tardelli sacó un bombazo de afuera para el 2-0 y el festejo visiblemente efusivo del presidente Sandro Pertini en el palco. Alemania intentó pero no pudo, y en un contraataque, como fue contra Argentina, Italia lapidó con Altobelli, que había entrado a los 7 minutos por Graziani, para el tercero. El descuento de Paul Breitner sólo decoró el 3-1 final. Y contra cualquier pronóstico, profesional o amateur, era Italia el que levantaba, en las manos de su longevo capitán Dino Zoff, la Copa del Mundo por tercera ocasión, tras la leyenda del 34 y 38. Un campeón deslucido, que desentonó con otro de los mejores Mundiales de la historia.
miércoles, 25 de abril de 2018
RIDÍCULO: ALUMNA SANCIONADA POR NO USAR CORPIÑO
Antes que nada, no estoy a favor de lo impúdico. Pero esto que sucedió con una alumna de un colegio de Villa Urquiza me parece ridículo y hasta irrespetuoso, violatorio de su intimidad. La chica fue apercibida por no usar corpiño bajo su vestimenta colegial, por suerte no le pusieron 15 amonestaciones como en mi época. Ahora, ¿cómo se enteraron de eso? ¿Le revisaron la ropa, se metieron con su intimidad? De última, ¿cuál es el problema si no usa corpiño? Si me dicen que se le ve los senos, bueno, está bien, pero no me parece que pase eso si usa su ropa de colegio. Qué les importa a los directores sus prendas íntimas. Discriminatorio, estúpido, irrelevante. ¿Por qué no se preocupan en la educación, que bastante mal está, en lugar de molestar la intimidad de una mujer? Lamentable.
martes, 24 de abril de 2018
JESÚS, VENCEDOR DE NUESTROS DOLORES
Podría ser una noticia deportiva,como las que a veces escribo aquí. Pero no, es una realidad diaria, eterna. Jesús, Nuestro Dios, creamos o no como siempre digo, es más que cualquier dolor, de cualquier tamaño y gravedad, que podamos padecer en nuestra vida. Es una de las tantas experiencias que como católico, como cristiano mejor dicho, vivo cada día, debido a desajustes anímicos o dolores de otro tipo, por suerte nada grave. Pero Él está ahí, atendiéndome y ayudándome a superar el más alto y granítico escollo. Da seguridad, fortaleza, cambia la oscuridad en claridad, la noche de uno en día, las nieblas, esas indefniniciones tan humanas, en certezas. Jesús venció a la muerte para darnos felicidad. Hoy, también, derrota por goleada a nuestros problemas, aunque los sigamos teniendo. Si pueden, confíen en su presencia, que siempre saldrán victoriosos.
sábado, 21 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 78
La hazaña de Cano ante Yugoslavia
El argentino Rubén Cano era una figura en el popular Atlanta desde su debut en 1970, hasta que en 1974 comenzó su vida en españa en el Elche. En 1976 fichó para el Atlético Madrid y, si bien César Menotti lo quiso para la Selección, optó por nacionalizarse y jugar para la roja, dirigida por Ladislao Kubala. El 30 de noviembre de 1977 España debía ganar en Belgrado ante Yugoslavia para ir al Mundial. En un ambiente hostil, el puntero Juanito recibió un botellazo y Pirri fue fracturado. Sin embargo, los españoles no se achicaron y Rubén Cano, a los 71 minutos, marcó el gol del 1-0 y la vuelta de su país adoptivo a la Copa del Mundo tras 12 años.
Bolivia cerca del Mundial
Sudamérica tuvo un nuevo formato de eliminatoria, donde los ganadores de los tradicionales tres grupos iban a una liguilla final en Colombia. Uno de ellos fue Bolivia, que bajó al mismísimo Uruguay pero luego fue barrido con Brasil y Perú. Entonces contó con la chance de un repechaje con Hungría, vencedor del 9 europeo. Los magiares arrasaron con los del Altiplano 6-0 y 3-2 y así fueron los primeros rivales de Argentina.
No a Diego
Fue una de las anécdotas más recordadas del 78, antes del título mismo de Argentina. El chico Diego Maradona, de las inferiores de Argentinos Juniors, era con sólo 17 años más que una promesa, incluso había debutado con la Selección un año atrás. Sin embargo, el técnico César Menotti resolvió poco antes del inicio de la Copa dejarlo afuera de la lista de 22 futbolistas, junto a Víctor Bottaniz (Unión de Santa Fe) y Humberto Bravo (Talleres de Córdoba). lo que hubiera sido Diego con Kempes, Luque y compañía en el Mundial. Igual habría tiempo para que el 10 tuviera la gloria.
El Beto duró poco
Norberto Alonso sí era uno de los grandes nombres del plantel argentino. El mediocampista de River sin embargo era suplente. Contra Hungría, cuando el partido estaba 1-1 y complicado, ingresó por José Valencia a los 74 minutos. Lo mismo ante Francia, a los 64, otra vez por el de Talleres. Pero seis minutos después, como no había precalentado, se desgarró y debió ser cambiado por Oscar Ortiz. Reapareció en la segunda fase contra Brasil ingresando por el mismo Ortiz a los 61. En total, el Beto jugó 50 minutos, aún así, fue tan campeón mundial como los otros 21.
Los pozos del Minella
El estadio José María Minella de Mar del Plata, uno de los tres nuevos junto al de Córdoba y al de Mendoza, albergó su primer partido mundialista el 2 de junio entre Italia y Francia. Extrañamente, tras el encuentro el terreno quedó en mal estado, con muchos pozos que condicionaron los demás encuentros, como el España-Brasil.
El penal contra Francia y arquero golpeado
En su segundo partido, Argentina enfrentó a Francia. A los 45 minutos, el gran líbero galo Marius Trésor cometió mano, pero el árbitro suizo Jean Dubach dudó. consultó entonces al juez de línea, un rato largo, hasta que volvió y señaló el penal. Es que no había VAR entonces. Por otro lado, en el complemento, el arquero francés Jean Bertrand-Demanes se golpeó su cabeza contra un poste tras una atajada y tuvo que ser reemplazado por Dominique Baratelli.
Kimberley jugó para Francia
Otra famosa. El 10 de junio en Mar del Plata, Francia debía enfrentar a Hungría en el cierre del Grupo 1, ambos ya afuera. Como los galos tenían camiseta azul y los húngaros roja, la FIFA estableció que uno de las dos tenía que usar blanca, para mejor vista de quienes contaran con televisor en blanco y negro. El utilero francés Hénri Patrelle se olvidó del detalle y llevó blancas, justo la que tenían los magiares. Los franceses pensaron en no presentarse al no tener una camiseta oscura. Entonces recurrieron a las del popular club local Kimberley, blanca y verde a bastones. La rareza les dio suerte y ganaron 3-1. Así que los hinchas del "dragón verde" se jactaron para siempre de contar en su once con Platini, Six, Rocheteau y de jugar el Mundial. La camiseta número 5, de François Bracci, está en exhibición en el museo de la fifa.
La proeza de Túnez
El 2 de junio, el mismo día que Argentina debutó, Túnez sorprendió al mundo. Como lo había hecho en 1977, cuando eliminó a Egipto y llegó a su primer Mundial, en el que comenzó en Rosario contra México. Los aztecas, cuyo técnico José Roca estaba casi seguro de clasificarse, empezaron ganando sobre el cierre del
primer tiempo con un penal de Vázquez Ayala. Pero en el complemento, los tunecinos marcaron tres goles, fueron superiores y obtuvieron el primer triunfo para África, lo que luego derivó en el aumento de plazas a dos para España 82. Pero no se quedaron ahí: le hicieron fuerza a Polonia, que los derrotó por la mínima con esfuerzo, y sobre todo amargaron al campeón Alemania, al que le sacaron un 0-0 que pudo ahber sido triunfo.
El gol que no le cobraron a Brasil
Es cierto que Brasil dejó una pobre imagen en Argentina 78. Pero también que fue perjudicado en su debut con Suecia en Mar del Plata. Con el encuentro 1-1, en la última jugada el lateral Nelinho tiró un córner. Con la pelota en el aire, al árbitro galés Clive Thomas se le ocurrió terminar el partido. Zico cabeceó y marcó el 2-1, pero no valió. Los sudamericanos presentaron una protesta ante la FIFA, pero no prosperó y se quedaron con mediocre igualdad.
El gol que erró Cardeñosa ante Brasil
En el siguiente partido, también en Mar del Plata, Brasil se la jugaba con España, derrotado por Austria en su estreno. Promediando el segundo tiempo, un mal despeje brasileño le dejó la pelota servida para el gol al delantero Julio Cardeñosa, solo con el arco. Por el mal estado del campo del Minella, Cardeñosa tardó en acomodarse para tirar, y cuando pudo hacerlo, el zaguero Amaral se cruzó y salvó el que hubiera sido el triunfo de la roja y la casi eliminación de Brasil. El encuentro terminó sin goles.
Un escocés muy creído
El entrenador escocés Alistair MacLeod se había envalentonado diciendo, un mes antes del Mundial, que él era el mejor técnico del mundo y su país sería campeón. Escocia integró el Grupo 4, donde perdió con Perú 1-3 y erró un penal, igualó con Irán 1-1 (gol de un iraní en contra) y le ganó a Holanda 3-2, pero quedó afuera. Además, su puntero Willie Johnston dio positivo un control antidóping.¿Qué habrá dicho McLeod después?
El gol 1000
Fue el 11 de junio en ese partido Escocia-Holanda, en el Malvinas Argentinas de Mendoza. A los 34 minutos del primer tiempo, el árbitro austríaco Erich Linemayr sancionó penal para la naranja que Rob Rensenbrink transformó en el gol número 1000 de los Mundiales. De poco le sirvió, ya que cayeron 3-2 aunque igual fueron a la siguiente fase y luego, a la final con Argentina. Sí, ahí donde Rensenbrink remató en el poste a los 90 minutos y perdió el gol del título.
Italia muy cansado
Fue muy raro, pero en varios encuentros Italia se quedó sin resto físico. Por lo que en la segunda ronda ganó con susto ante Austria y contra Holanda, tras ir 1-0, fue superado 2-1 con facilidad pasmosa y marginado de la final.
Austria gana el clásico chico
En el cierre de ese grupo A de la segunda fase, Alemania y Austria jugaban un pequeño clásico por la lengua alemana. Los germanos tenían que golear para ir a la final a defender su título, los austríacos sólo cumplían. Hacía 47 años que no le podían ganar a los teutones. A los 88 minutos, con el partido 2-2, el gran delantero Johan Krankl se mandó excelente jugada personal, eludió a dos defensores y con fenomenal zurdazo marcó el 3-2 triunfal, que se celebró en el centro de Viena como un título del mundo.
Kempes arquero y el penal de Deyna
Argentina arrancó la segunda fase en la cancha de Rosario Central jugando con Polonia. Kempes inauguró el marcador a los 16 minutos. A los 39, el goleador polaco Grzegorz Lato recogió un rebote y tiró al arco vacío, pero el "Matador" se estiró y la atajó con la mano. Penal que hoy sería expulsión, que Kazimierz Deyna ejecutó débil y Fillol se lo atajó. Luego la Selección ganó con otro golazo de Mario.
Muchos tiros en el palo
Tremendo como curioso récord aconteció en el Brasil-Polonia de la última fecha del grupo de Argentina. Con el partido 1-1, a los 57 minutos hubo dos tiros en el poste polaco y Roberto Dinamita marcó el desnivel. Y seis después, en acción parecida se registraron tres remates a los postes. Roberto recogió el tercer rebote y volvió a conquistar el gol para el 3-1 final.
Rivelino enojado con el mundo
En el tercer puesto ante Italia, Roberto Rivelino ingresó faltando 26 minutos para despedirse de los Mundiales, tras tres apariciones. La despedida no fue muy feliz: el 11 tuvo líos con los rivales, algunos compañeros, el árbitro, el público del Monumental y hasta con él mismo. Igual, Brasil ganó 2-1.
Final con demora
La final entre Argentina y Holanda debía comenzar a las 15 horas en punto, pero se demoró diez minutos, ya que fue el tiempo que necesitó el hábil holandés René Van der Kerkhof para que le fuera quitada una venda de su muñeca lesionada hace poco.
Argentina campeón sin ayudas
Para cerrar, una consideración importante. Argentina fue campeón absolutamente legítimo. NO hay pruebas fehacientes del supuesto arreglo del 6-0 a Perú, se dice y se escribe mucho sin una verdad indiscutible. De última, si la Selección tuviera todo arreglado para ser campeón, no hubiera sufrido la pelota de Rensenbrink en el palo en la final. No creemos que al puntero naranja le dieran dinero para estrellar solo ante Fillol el título para su país en el poste.
El argentino Rubén Cano era una figura en el popular Atlanta desde su debut en 1970, hasta que en 1974 comenzó su vida en españa en el Elche. En 1976 fichó para el Atlético Madrid y, si bien César Menotti lo quiso para la Selección, optó por nacionalizarse y jugar para la roja, dirigida por Ladislao Kubala. El 30 de noviembre de 1977 España debía ganar en Belgrado ante Yugoslavia para ir al Mundial. En un ambiente hostil, el puntero Juanito recibió un botellazo y Pirri fue fracturado. Sin embargo, los españoles no se achicaron y Rubén Cano, a los 71 minutos, marcó el gol del 1-0 y la vuelta de su país adoptivo a la Copa del Mundo tras 12 años.
Bolivia cerca del Mundial
Sudamérica tuvo un nuevo formato de eliminatoria, donde los ganadores de los tradicionales tres grupos iban a una liguilla final en Colombia. Uno de ellos fue Bolivia, que bajó al mismísimo Uruguay pero luego fue barrido con Brasil y Perú. Entonces contó con la chance de un repechaje con Hungría, vencedor del 9 europeo. Los magiares arrasaron con los del Altiplano 6-0 y 3-2 y así fueron los primeros rivales de Argentina.
No a Diego
Fue una de las anécdotas más recordadas del 78, antes del título mismo de Argentina. El chico Diego Maradona, de las inferiores de Argentinos Juniors, era con sólo 17 años más que una promesa, incluso había debutado con la Selección un año atrás. Sin embargo, el técnico César Menotti resolvió poco antes del inicio de la Copa dejarlo afuera de la lista de 22 futbolistas, junto a Víctor Bottaniz (Unión de Santa Fe) y Humberto Bravo (Talleres de Córdoba). lo que hubiera sido Diego con Kempes, Luque y compañía en el Mundial. Igual habría tiempo para que el 10 tuviera la gloria.
El Beto duró poco
Norberto Alonso sí era uno de los grandes nombres del plantel argentino. El mediocampista de River sin embargo era suplente. Contra Hungría, cuando el partido estaba 1-1 y complicado, ingresó por José Valencia a los 74 minutos. Lo mismo ante Francia, a los 64, otra vez por el de Talleres. Pero seis minutos después, como no había precalentado, se desgarró y debió ser cambiado por Oscar Ortiz. Reapareció en la segunda fase contra Brasil ingresando por el mismo Ortiz a los 61. En total, el Beto jugó 50 minutos, aún así, fue tan campeón mundial como los otros 21.
Los pozos del Minella
El estadio José María Minella de Mar del Plata, uno de los tres nuevos junto al de Córdoba y al de Mendoza, albergó su primer partido mundialista el 2 de junio entre Italia y Francia. Extrañamente, tras el encuentro el terreno quedó en mal estado, con muchos pozos que condicionaron los demás encuentros, como el España-Brasil.
El penal contra Francia y arquero golpeado
En su segundo partido, Argentina enfrentó a Francia. A los 45 minutos, el gran líbero galo Marius Trésor cometió mano, pero el árbitro suizo Jean Dubach dudó. consultó entonces al juez de línea, un rato largo, hasta que volvió y señaló el penal. Es que no había VAR entonces. Por otro lado, en el complemento, el arquero francés Jean Bertrand-Demanes se golpeó su cabeza contra un poste tras una atajada y tuvo que ser reemplazado por Dominique Baratelli.
Kimberley jugó para Francia
Otra famosa. El 10 de junio en Mar del Plata, Francia debía enfrentar a Hungría en el cierre del Grupo 1, ambos ya afuera. Como los galos tenían camiseta azul y los húngaros roja, la FIFA estableció que uno de las dos tenía que usar blanca, para mejor vista de quienes contaran con televisor en blanco y negro. El utilero francés Hénri Patrelle se olvidó del detalle y llevó blancas, justo la que tenían los magiares. Los franceses pensaron en no presentarse al no tener una camiseta oscura. Entonces recurrieron a las del popular club local Kimberley, blanca y verde a bastones. La rareza les dio suerte y ganaron 3-1. Así que los hinchas del "dragón verde" se jactaron para siempre de contar en su once con Platini, Six, Rocheteau y de jugar el Mundial. La camiseta número 5, de François Bracci, está en exhibición en el museo de la fifa.
La proeza de Túnez
El 2 de junio, el mismo día que Argentina debutó, Túnez sorprendió al mundo. Como lo había hecho en 1977, cuando eliminó a Egipto y llegó a su primer Mundial, en el que comenzó en Rosario contra México. Los aztecas, cuyo técnico José Roca estaba casi seguro de clasificarse, empezaron ganando sobre el cierre del
primer tiempo con un penal de Vázquez Ayala. Pero en el complemento, los tunecinos marcaron tres goles, fueron superiores y obtuvieron el primer triunfo para África, lo que luego derivó en el aumento de plazas a dos para España 82. Pero no se quedaron ahí: le hicieron fuerza a Polonia, que los derrotó por la mínima con esfuerzo, y sobre todo amargaron al campeón Alemania, al que le sacaron un 0-0 que pudo ahber sido triunfo.
El gol que no le cobraron a Brasil
Es cierto que Brasil dejó una pobre imagen en Argentina 78. Pero también que fue perjudicado en su debut con Suecia en Mar del Plata. Con el encuentro 1-1, en la última jugada el lateral Nelinho tiró un córner. Con la pelota en el aire, al árbitro galés Clive Thomas se le ocurrió terminar el partido. Zico cabeceó y marcó el 2-1, pero no valió. Los sudamericanos presentaron una protesta ante la FIFA, pero no prosperó y se quedaron con mediocre igualdad.
El gol que erró Cardeñosa ante Brasil
En el siguiente partido, también en Mar del Plata, Brasil se la jugaba con España, derrotado por Austria en su estreno. Promediando el segundo tiempo, un mal despeje brasileño le dejó la pelota servida para el gol al delantero Julio Cardeñosa, solo con el arco. Por el mal estado del campo del Minella, Cardeñosa tardó en acomodarse para tirar, y cuando pudo hacerlo, el zaguero Amaral se cruzó y salvó el que hubiera sido el triunfo de la roja y la casi eliminación de Brasil. El encuentro terminó sin goles.
Un escocés muy creído
El entrenador escocés Alistair MacLeod se había envalentonado diciendo, un mes antes del Mundial, que él era el mejor técnico del mundo y su país sería campeón. Escocia integró el Grupo 4, donde perdió con Perú 1-3 y erró un penal, igualó con Irán 1-1 (gol de un iraní en contra) y le ganó a Holanda 3-2, pero quedó afuera. Además, su puntero Willie Johnston dio positivo un control antidóping.¿Qué habrá dicho McLeod después?
El gol 1000
Fue el 11 de junio en ese partido Escocia-Holanda, en el Malvinas Argentinas de Mendoza. A los 34 minutos del primer tiempo, el árbitro austríaco Erich Linemayr sancionó penal para la naranja que Rob Rensenbrink transformó en el gol número 1000 de los Mundiales. De poco le sirvió, ya que cayeron 3-2 aunque igual fueron a la siguiente fase y luego, a la final con Argentina. Sí, ahí donde Rensenbrink remató en el poste a los 90 minutos y perdió el gol del título.
Italia muy cansado
Fue muy raro, pero en varios encuentros Italia se quedó sin resto físico. Por lo que en la segunda ronda ganó con susto ante Austria y contra Holanda, tras ir 1-0, fue superado 2-1 con facilidad pasmosa y marginado de la final.
Austria gana el clásico chico
En el cierre de ese grupo A de la segunda fase, Alemania y Austria jugaban un pequeño clásico por la lengua alemana. Los germanos tenían que golear para ir a la final a defender su título, los austríacos sólo cumplían. Hacía 47 años que no le podían ganar a los teutones. A los 88 minutos, con el partido 2-2, el gran delantero Johan Krankl se mandó excelente jugada personal, eludió a dos defensores y con fenomenal zurdazo marcó el 3-2 triunfal, que se celebró en el centro de Viena como un título del mundo.
Kempes arquero y el penal de Deyna
Argentina arrancó la segunda fase en la cancha de Rosario Central jugando con Polonia. Kempes inauguró el marcador a los 16 minutos. A los 39, el goleador polaco Grzegorz Lato recogió un rebote y tiró al arco vacío, pero el "Matador" se estiró y la atajó con la mano. Penal que hoy sería expulsión, que Kazimierz Deyna ejecutó débil y Fillol se lo atajó. Luego la Selección ganó con otro golazo de Mario.
Muchos tiros en el palo
Tremendo como curioso récord aconteció en el Brasil-Polonia de la última fecha del grupo de Argentina. Con el partido 1-1, a los 57 minutos hubo dos tiros en el poste polaco y Roberto Dinamita marcó el desnivel. Y seis después, en acción parecida se registraron tres remates a los postes. Roberto recogió el tercer rebote y volvió a conquistar el gol para el 3-1 final.
Rivelino enojado con el mundo
En el tercer puesto ante Italia, Roberto Rivelino ingresó faltando 26 minutos para despedirse de los Mundiales, tras tres apariciones. La despedida no fue muy feliz: el 11 tuvo líos con los rivales, algunos compañeros, el árbitro, el público del Monumental y hasta con él mismo. Igual, Brasil ganó 2-1.
Final con demora
La final entre Argentina y Holanda debía comenzar a las 15 horas en punto, pero se demoró diez minutos, ya que fue el tiempo que necesitó el hábil holandés René Van der Kerkhof para que le fuera quitada una venda de su muñeca lesionada hace poco.
Argentina campeón sin ayudas
Para cerrar, una consideración importante. Argentina fue campeón absolutamente legítimo. NO hay pruebas fehacientes del supuesto arreglo del 6-0 a Perú, se dice y se escribe mucho sin una verdad indiscutible. De última, si la Selección tuviera todo arreglado para ser campeón, no hubiera sufrido la pelota de Rensenbrink en el palo en la final. No creemos que al puntero naranja le dieran dinero para estrellar solo ante Fillol el título para su país en el poste.
HISTORIA MUNDIAL: ARGENTINA 78
Así vivió José María Muñoz los goles del título ante Holanda
Como Brasil en los 50, la selección de Argentina venía para 1978 de fracaso en fracaso. Rápidas eliminaciones en el 62 y 66, escándalo en Wembley, no ir al 70, el papelón con Holanda del 74. Pero se hizo de abajo por primera vez en tanto tiempo, y por fin obtuvo el mayor logro de un país en fútbol: el Mundial. Un Mundial que realizó en su propia tierra, salpicada con el terror de la dictadura que inoportunamente se entrometió en él. Pero no por eso deja de ser una página brillante de la historia albiceleste.
Argentina había sido designado sede, por fin tras tantos intentos, en 1966, cuando en Londres la FIFA también adjudicó las de Alemania 74 y españa 82. Todo venía bien, con el apoyo del gobierno de Juan Domingo Perón, hasta que la irrupción militar cargó la Copa del Mundo de política y estado, si es que había estado. Organismos de derechos humanos sabían lo que sucedía en nuestro país y comenzaron la llamada "campaña antiargentina", que incluyó jugadores como el mismísimo Johan Cruyff, que se negó a viajar con Holanda. Pero los responsables de llevar adelante el Mundial crearon el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78), construyeron nuevos estadios en Córdoba, Mendoza y el Minella de Mar del Plata, refaccionaron el Monumental de River Plate y el José Amalfitani, y hasta levantaron una planta transmisora de televisión a color, tecnología reciente que sin embargo no llegó a la gente, sólo al mundo. Todo muy lindo, prolijo, limpio, para no dejar sospechas de negrura.
En ese feo marco, igual Argentina 78 fue un gran torneo. Los 16 países fueron con sus figuras, hubo muy buenos partidos, mucha emoción y varios matices. El sistema de competencia era el del 74, con los ocho clasificados de la primera fase divididos en dos grupos y con el ganador a la final. Las eliminatorias superaron por primera vez los 100 inscriptos y, como siempre, dieron qué hablar. Italia eliminó a Inglaterra por diferencia de gol, regresaron Francia y España, éste con un decisivo gol del argentino ex Atlanta Rubén Cano a Yugoslavia, y Uruguay conocía el subsuelo al no poder con Venezuela y Bolivia, luego derrotado por Brasil y Perú en novedoso minitorneo en Colombia. México volvió tras su caída del 74 y África y Asia trajeron dos nuevos: Túnez e Irán, quienes también harían su ruido.
La inauguración, con mucho tinte militar como cada símbolo del Mundial, fue el 1 de junio en el Monumental, donde el campeón vigente Alemania Federal jugó muy mal y Polonia le sacó un 0-0. Pero el día clave para el país era el siguiente, el 2 en el mismo escenario, atiborrado de 77.000 personas y lluvia de papelitos (costumbre recién iniciada) para alentar al equipo local contra Hungría. La Selección se había preparado en serio, al comando de César Luis Menotti, que desde 1974 había llevado adelante un inédito proyecto a largo plazo que revolucionó la historia del fútbol argentino, convocando gente del interior, haciendo amistosos en el país y afuera con grandes equipos, entrenamientos de lo más concienzudos. Y tras un mal comienzo, perdiendo a los 10 minutos, Leopoldo Luqe empató cinco después, y luego de mucho batallar, Ricardo Daniel Bertoni logró a los 83 el ansiado triunfo. Otra victoria sobre la potente Francia de Platini dio el pase a la segunda ronda, a pesar de caer en el cierre con una reinventada Italia y su dúo Paolo Rossi-Bettega.
Los otros grupos tuvieron clasificados lógicos, pero mucho drama. Alemania comenzó a dejar mala imagen al pasar con goleada a México pero con un deshonroso 0-0 ante Túnez, que dio la nota al batir a los aztecas en Rosario, primer éxito africano en la Copa. Polonia fue quien ganó ese Grupo 2 que también se disputó en el nuevo estadio de Córdoba, hoy el Mario Kempes. Otro que ofreció pobreza fue el Brasil de Claudio Coutinho, que con un insoportable tacticismo casi queda afuera en Mar del Plata ante españa, aunque al final venció al retornado Austria, con quien pasó. Y en el 4 en Mendoza y Córdoba, Holanda no tenía a Cruyff pero se las arregló para ser escolta de un genial Perú, vencedor de escocia e Irán con los goles de Teófilo Cubillas.
En la siguiente fase se destaparon los que fueron finalistas. Argentina y Holanda no habían convencido, pero arrasaron en sus grupos. La naranja goleó a Austria y superó a una Italia con problemas físicos. La Selección se trasladó a Rosario, donde tras vencer a los polacos y no poder con Brasil llegó a la última jornada igualado con los brasileños, pero con peor saldo de goles. Como los de Coutinho batieron 3-1 a Polonia, Argentina debía hacerle cuatro goles a Perú. Mucho se dijo y escribió de ese partido. La realidad fue que ese 21 de junio en el Gigante Lisandro de la Torre de Rosario, los incaicos tuvieron dos chances clarísimas antes de los 10 minutos: un tiro de Muñante en el palo y Oblitas que solo ante Ubaldo Fillol la tiró afuera. Y la realidad fue que luego, la albiceleste desplegó un fútbol potente y eficaz. Entre Mario Kempes, autor del 2-0 a Polonia, Luque y el resto lograron el 6-0 que les dio el pasaje a la segunda final para el equipo, tras la de Uruguay 30. Brasil se tuvo que conformar con un tercer puesto ante Italia.
Y el 25 de junio, gris, con gotas de lluvia, la gente llenó el Monumental para ver un posible triunfo de un once que venía en alza. Pero Holanda le planteó mucha dureza, tanto en algo de pierna fuerte como en el juego mismo. Kempes apareció como en los partidos anteriores y fue quien abrió el marcador a los 38 minutos, definiendo a pesar de resbalarse ante el veterano Jongbloed. Todo iba bien hasta que un mal pase de Alberto Tarantini originó el empate del suplente Nanninga, a ocho minutos del final. Holanda fue por más y a pocos segundos de terminar, Rensenbrink recibió solo ante Fillol y su tiro dio en el palo. Dios fue argentino: el 1-1 llevó al alargue, y en él los de Menotti volvieron en sí, primero con una dramática definición de Kempes, que tras rebote en el arquero la empujó a la red justo antes que llegara un defensor. Y el corolario perfecto, el tercero, en un ataque desde el área propia que terminó en gol de Bertoni. La alegría, la emoción, el bullicio, los papelitos, los abrazos, la Copa eran realidad. Tanto, sí, como lo que sucedía con las desapariciones, torturas, muertes y demás. Pero es injusto ensuciar al campeón con la oscuridad del momento. Argentina, por fin, culminaba un proceso limpio, serio y brillante que le dio su hora más gloriosa: recibirse de campeón mundial.
viernes, 20 de abril de 2018
CUANDO LA DICTADURA CHILENA ELIMINÓ A LA URSS
Otra vez la política mal entendida se entrometió en el hermoso fútbol del Mundial. Como Italia 34 y Mussolini, como Hitler con la Alemania del 38, como Stalin con la Unión Soviética en el 54, como la guerra El Salvador-Honduras del 70. Una maldita repetición de la locura se dio para 1973, cuando Chile y la URSS se jugaban una repesca para clasificarse para el torneo de Alemania Federal del año siguiente.
Antes de los oscuros sucesos en el país trasandino, debía tener lugar la llave, que ya venía con problemas. El presidente de la UEFA, el suizo Gustav Wiederkehr, había cuestionado que Sudamérica contara con cuatro plazas en un Mundial Europeo, por lo que pidió a la FIFA que reviera los cupos. Se sentaron a negociar con la CONMEBOL y, como no se pusieron de acuerdo, los sudamericanos aceptaron la repesca entre un ganador de grupo del Viejo Mundo y el de la zona 3. Los soviéticos eliminaron a Francia e Irlanda y se clasificaron para el repechaje, donde enfrentarían a Chile, que también llegó con aventuras luego de derrotar a Perú en tercer partido, debido a igualdad en puntos y goles en los anteriores.
El encuentro de ida se jugaría en Moscú el 26 de septiembre de 1973. Dos semanas antes, el 11 de septiembre, una revolución dirigida por el general chileno Augusto Pinochet derrocaba al gobierno democrático de Salvador Allende. El régimen detuvo miles de personas y los encerró en el estadio Nacional de Santiago, escenario de la revancha, donde fueron torturados o asesinados. La URSS rompió relaciones y no reconoció el régimen, y el partido de ida estuvo a punto de no jugarse.
La selección chilena viajó a Moscú, donde ninguna autoridad de su país los recibió; incluso, sus figuras Carlos Caszely y Elías Figueroa fueron retenidos por agentes de migraciones por supuestas irregularidades en sus pasaportes. Los futbolistas iban a ese partido con la condición de que no hicieran mención política, porque sus familias estaban bajo vigilancia militar. En tanto, las autoridades soviéticas no dejaron entrar periodistas ni cámaras. Finalmente, en el Zentralstadion de la capital, ante 60.000 personas y con un ambiente muy tenso, ambos disputaron la ida e igualaron sin goles.
Con semejante panorama en el país del desquite, lo más lógico era cambiar de sede, lo que la URSS solicitó a la FIFA, pero tanto ésta como Chile se negaron. La instaurada dictadura quería dar una imagen de normalidad y ratificó al estadio Nacional como escenario. La entidad madre inspeccionó el Nacional, donde los presos fueron ocultados o trasladados al desierto de Atacama, por lo que obviamente no vio nada raro, además la inspección fue muy ligera, y así determinó que no había problemas para jugar. Ante tamaña complicidad, la selección soviética, acertadamente, resolvió no viajar y le envió una carta a la FIFA que decía: “Por consideraciones morales, los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos”. Por lo tanto, la entidad, tan alegre como descaradamente, le dio el partido ganado a Chile 2-0 y la clasificación a Alemania 74.
El país aún tuvo la desfachatez de exigir una indemnización de 300.000 dólares a los soviéticos. Por su parte, la FIFA dispuso, nuevamente en gran descaro, que el encuentro se jugara sin el rival. La farsa aconteció el 21 de noviembre, ante 15.000 personas. Los chilenos entraron a la cancha, sacaron del medio, se pasaron la pelota y al llegar al área, el capitán Francisco “Chamaco” Valdés envió al arco libre el balón para marcar el gol simbólico del pase mundialista. Había concluido un nuevo capítulo de la vergüenza hecha fútbol. Lo lamentable es que la locura de la muerte y la represión se prolongarría varios años más.
Antes de los oscuros sucesos en el país trasandino, debía tener lugar la llave, que ya venía con problemas. El presidente de la UEFA, el suizo Gustav Wiederkehr, había cuestionado que Sudamérica contara con cuatro plazas en un Mundial Europeo, por lo que pidió a la FIFA que reviera los cupos. Se sentaron a negociar con la CONMEBOL y, como no se pusieron de acuerdo, los sudamericanos aceptaron la repesca entre un ganador de grupo del Viejo Mundo y el de la zona 3. Los soviéticos eliminaron a Francia e Irlanda y se clasificaron para el repechaje, donde enfrentarían a Chile, que también llegó con aventuras luego de derrotar a Perú en tercer partido, debido a igualdad en puntos y goles en los anteriores.
El encuentro de ida se jugaría en Moscú el 26 de septiembre de 1973. Dos semanas antes, el 11 de septiembre, una revolución dirigida por el general chileno Augusto Pinochet derrocaba al gobierno democrático de Salvador Allende. El régimen detuvo miles de personas y los encerró en el estadio Nacional de Santiago, escenario de la revancha, donde fueron torturados o asesinados. La URSS rompió relaciones y no reconoció el régimen, y el partido de ida estuvo a punto de no jugarse.
La selección chilena viajó a Moscú, donde ninguna autoridad de su país los recibió; incluso, sus figuras Carlos Caszely y Elías Figueroa fueron retenidos por agentes de migraciones por supuestas irregularidades en sus pasaportes. Los futbolistas iban a ese partido con la condición de que no hicieran mención política, porque sus familias estaban bajo vigilancia militar. En tanto, las autoridades soviéticas no dejaron entrar periodistas ni cámaras. Finalmente, en el Zentralstadion de la capital, ante 60.000 personas y con un ambiente muy tenso, ambos disputaron la ida e igualaron sin goles.
Con semejante panorama en el país del desquite, lo más lógico era cambiar de sede, lo que la URSS solicitó a la FIFA, pero tanto ésta como Chile se negaron. La instaurada dictadura quería dar una imagen de normalidad y ratificó al estadio Nacional como escenario. La entidad madre inspeccionó el Nacional, donde los presos fueron ocultados o trasladados al desierto de Atacama, por lo que obviamente no vio nada raro, además la inspección fue muy ligera, y así determinó que no había problemas para jugar. Ante tamaña complicidad, la selección soviética, acertadamente, resolvió no viajar y le envió una carta a la FIFA que decía: “Por consideraciones morales, los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos”. Por lo tanto, la entidad, tan alegre como descaradamente, le dio el partido ganado a Chile 2-0 y la clasificación a Alemania 74.
El país aún tuvo la desfachatez de exigir una indemnización de 300.000 dólares a los soviéticos. Por su parte, la FIFA dispuso, nuevamente en gran descaro, que el encuentro se jugara sin el rival. La farsa aconteció el 21 de noviembre, ante 15.000 personas. Los chilenos entraron a la cancha, sacaron del medio, se pasaron la pelota y al llegar al área, el capitán Francisco “Chamaco” Valdés envió al arco libre el balón para marcar el gol simbólico del pase mundialista. Había concluido un nuevo capítulo de la vergüenza hecha fútbol. Lo lamentable es que la locura de la muerte y la represión se prolongarría varios años más.
RAREZAS DEL MUNDIAL 74
Líos políticos
El Mundial seguía afectado por la política y sus líos. Aparte de la llave Chile-URSS (ver aparte), antes de Alemania 74 se temían posibles atentados terroristas, con el macabro recuerdo del asesinato de atletas israelíes por palestinos en los Juegos Olímpicos de Munich 72. Una organización terrorista mandó cartas amenazantes a las redacciones de diarios alemanes. Enseguida se desplegó un vasto operativo de seguridad y el Mundial no fue más molestado por esos episodios.
Alemania vs Alemania
Fue uno de los grandes momentos de la Copa 74, justo en suelo germano. Alemania Oriental se había clasificado pero amenazó con no presentarse por el régimen dictatorial en Chile. AL final fue, y el sorteo lo colocó junto a su entonces vecina Federal, divididas por la Segunda Guerra Mundial y el muro de Berlín desde 1949. El encuentro entre ambas fue el 22 de junio en Hamburgo, con arbitraje del uruguayo Ramón Barreto, y para más morbo, Alemania Oriental fue qien ganó 1-0, con gol de Sparwasser a los 77 minutos. Paradójicamente, la derrota le vino bien a Alemania Federal, que al quedar segundo evitó a Holanda en la siguiente ronda.
Primera roja
En México 70 se inauguró el método de tarjetas amarilla y roja, pero nadie fue expulsado entonces. La primera roja le tocó al delantero chileno Carlos Caszely, a los 67 minutos en el partido debut con los locales.
El zaireño loco ante Yugoslavia
Zaire fue una de las notas de color en el 74. Campeón africano en Egipto, se metió en el torneo por primera vez, en plena época de la dictadura de Mobutu Sese Seko, que al parecer había prometido premios por objetivo a los jugadores. El debut fue un digno 0-2 con Escocia, pero el dinero no llegó y los futbolistas actuaron bajo protesta contra la potente Yugoslavia. A los 18 minutos iban 0-3, y a los 20, hubo un tiro libre de riesgo para los europeos. Apenas el árbitro colombiano Omar Delgado dio la orden, el zaguero Ilunga Mwepu salió de la barrera y pateó la pelota a cualquier parte. Por muchos años se pensó que lo hizo por ignorancia, pero el mismo Mwepu aclaró que era en protesta por la deuda.
Brasil sufre ante Zaire
En ese Grupo 2, Brasil, ya sin Pelé y compañía, salvo unos pocos del 70, anduvo flojo y empató con Yugoslavia y Escocia sin goles, por lo que en el último encuentro debía vencer a Zaire. Se suponía fácil y goleada, pero no fue así y promediando el segundo tiempo, los de Mario Zagallo ganaban sólo 2-0, por lo que estaban igualados con los escoceses en puntos, diferencia de gol y goles a favor, con lo que irían a desempate. Por suerte para el atribulado scratch, Valdomiro marcó a los 79 minutos el 3-0 que los puso en la siguiente ronda.
Pasado por agua
Tal vez haya sido el Mundial más pasado por agua de la historia. En pleno verano europeo, en Alemania llovió varios días y muchos encuentros debieron jugarse bajo el agua, con la cancha en malas condiciones o casi inundada. Antes de Alemania Federal-Yugoslavia una máquina debió extraer agua acumulada del césped, y casi toda la ronda final, incluyendo Argentina-Holanda, tuvo lluvia y barro.
Primer dóping
En 1974 se conoció el primer caso de dóping positivo. Fue del haitiano Ernest Jean Joseph,tras el primer partido de su país ante Italia.
Los líos de Argentina
La Selección cumplió una de sus más pobres tareas mundialistas, a pesar de pasar la primera ronda. Ya venía con novela, como era en esos tiempos, con cambio de técnico, donde Vladislao Cap había reemplazado a Enrique Omar Sívori, que lo clasificó al torneo, y la gira previa incluyó una derrota por goleada con Holanda, preludio de lo que sería el desastre en Alemania. En el debut con Polonia, un error del arquero Daniel Carnevali originó el primer gol a los 6 minutos, y otro de Roberto Perfumo, dos minutos después, el segundo. El equipo descontó por Heredia, pero enseguida otro mal saque de Carnevali dio el tercero. Contra Italia iban ganando cuando Perfumo marcó un autogol y el 1-1 final. Debió esperar que los polacos derrotaran a los azzurros y vencer a Haití por más de dos goles, y cuando así se dio, sucumbió en la ronda final con Holanda 0-4, Brasil 1-2 y empató 1-1 con Alemania Oriental. Mal juego, mucha desorganización, un once lejos de la altura para un Mundial.
El Mundial seguía afectado por la política y sus líos. Aparte de la llave Chile-URSS (ver aparte), antes de Alemania 74 se temían posibles atentados terroristas, con el macabro recuerdo del asesinato de atletas israelíes por palestinos en los Juegos Olímpicos de Munich 72. Una organización terrorista mandó cartas amenazantes a las redacciones de diarios alemanes. Enseguida se desplegó un vasto operativo de seguridad y el Mundial no fue más molestado por esos episodios.
Alemania vs Alemania
Fue uno de los grandes momentos de la Copa 74, justo en suelo germano. Alemania Oriental se había clasificado pero amenazó con no presentarse por el régimen dictatorial en Chile. AL final fue, y el sorteo lo colocó junto a su entonces vecina Federal, divididas por la Segunda Guerra Mundial y el muro de Berlín desde 1949. El encuentro entre ambas fue el 22 de junio en Hamburgo, con arbitraje del uruguayo Ramón Barreto, y para más morbo, Alemania Oriental fue qien ganó 1-0, con gol de Sparwasser a los 77 minutos. Paradójicamente, la derrota le vino bien a Alemania Federal, que al quedar segundo evitó a Holanda en la siguiente ronda.
Primera roja
En México 70 se inauguró el método de tarjetas amarilla y roja, pero nadie fue expulsado entonces. La primera roja le tocó al delantero chileno Carlos Caszely, a los 67 minutos en el partido debut con los locales.
El zaireño loco ante Yugoslavia
Zaire fue una de las notas de color en el 74. Campeón africano en Egipto, se metió en el torneo por primera vez, en plena época de la dictadura de Mobutu Sese Seko, que al parecer había prometido premios por objetivo a los jugadores. El debut fue un digno 0-2 con Escocia, pero el dinero no llegó y los futbolistas actuaron bajo protesta contra la potente Yugoslavia. A los 18 minutos iban 0-3, y a los 20, hubo un tiro libre de riesgo para los europeos. Apenas el árbitro colombiano Omar Delgado dio la orden, el zaguero Ilunga Mwepu salió de la barrera y pateó la pelota a cualquier parte. Por muchos años se pensó que lo hizo por ignorancia, pero el mismo Mwepu aclaró que era en protesta por la deuda.
Brasil sufre ante Zaire
En ese Grupo 2, Brasil, ya sin Pelé y compañía, salvo unos pocos del 70, anduvo flojo y empató con Yugoslavia y Escocia sin goles, por lo que en el último encuentro debía vencer a Zaire. Se suponía fácil y goleada, pero no fue así y promediando el segundo tiempo, los de Mario Zagallo ganaban sólo 2-0, por lo que estaban igualados con los escoceses en puntos, diferencia de gol y goles a favor, con lo que irían a desempate. Por suerte para el atribulado scratch, Valdomiro marcó a los 79 minutos el 3-0 que los puso en la siguiente ronda.
Pasado por agua
Tal vez haya sido el Mundial más pasado por agua de la historia. En pleno verano europeo, en Alemania llovió varios días y muchos encuentros debieron jugarse bajo el agua, con la cancha en malas condiciones o casi inundada. Antes de Alemania Federal-Yugoslavia una máquina debió extraer agua acumulada del césped, y casi toda la ronda final, incluyendo Argentina-Holanda, tuvo lluvia y barro.
Primer dóping
En 1974 se conoció el primer caso de dóping positivo. Fue del haitiano Ernest Jean Joseph,tras el primer partido de su país ante Italia.
Los líos de Argentina
La Selección cumplió una de sus más pobres tareas mundialistas, a pesar de pasar la primera ronda. Ya venía con novela, como era en esos tiempos, con cambio de técnico, donde Vladislao Cap había reemplazado a Enrique Omar Sívori, que lo clasificó al torneo, y la gira previa incluyó una derrota por goleada con Holanda, preludio de lo que sería el desastre en Alemania. En el debut con Polonia, un error del arquero Daniel Carnevali originó el primer gol a los 6 minutos, y otro de Roberto Perfumo, dos minutos después, el segundo. El equipo descontó por Heredia, pero enseguida otro mal saque de Carnevali dio el tercero. Contra Italia iban ganando cuando Perfumo marcó un autogol y el 1-1 final. Debió esperar que los polacos derrotaran a los azzurros y vencer a Haití por más de dos goles, y cuando así se dio, sucumbió en la ronda final con Holanda 0-4, Brasil 1-2 y empató 1-1 con Alemania Oriental. Mal juego, mucha desorganización, un once lejos de la altura para un Mundial.
HISTORIA MUNDIAL: ALEMANIA 74
En México en 1970, Brasil se había llevado para siempre la Copa Jules Rimet, por lo que una nueva Copa debía nacer. Fue todo un símbolo para 1974, porque no sólo hubo una nueva pieza, sino un nuevo panorama donde los europeos dominaron claramente, un nuevo fútbol y hasta un nuevo presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange. La cita era en Alemania, aquella potencia de la guerra luego renacida de las ruinas, tanto que en 1966 la FIFA la premió con la sede. Y allí, el nuevo fútbol se desplegó en todo su esplendor, con equipos inolvidables y un final tan imprevisto como imborrable, con el local campeón por segunda vez sobre la Holanda total.
El Mundial se consolidaba en su era moderna, en organización, difusión, número de participantes y estrenos. Las eliminatorias cada vez más ordenadas, con zonas más definidas por continente, mostraron sus perlas: Polonia se atrevió a marginar a Inglaterra en Wembley, Yugoslavia a España en desempate y la Unión Soviética a Francia, aunque los soviéticos luego caerían en la novedosa repesca con Chile (ver aparte). Por Sudamérica, además de los trasandinos y el Brasil post-Pelé, iban Argentina y sus líos internos (nuevo Dt cerca del comienzo) y Uruguay con Fernando Morena a la cabeza. En tanto, México sufrió una humillación histórica al dser goleado por Trinidad y Tobago y fue Haití quien tomó su lugar, debutando junto a Zaire, primero de Africa Negra, y Australia.
Si faltaba poco para que fuera el Mundial de las novedades, se hizo el sistema de grupos para los cuartos de final, donde los ocho clasificados de la primera fase se juntarían en dos de cuatro y el ganador iría a la final y el segundo al tercer puesto, con lo que el que avanzaba de la primera fase terminaba jugando siete partidos. Desde el inicio fue evidente el bajón sudamericano en detrimento de la potencia europea. Brasil pasó con dos 0-0 y un gol a Zaire faltando 11 minutos, Argentina debió esperar derrota ajena, Uruguay se fue vapuleado por Suecia y Chile no pudo pasar el muro de Berlín, donde las Alemanias, increíble paradoja del destino, se encontraron y siguieron de la mano a la segunda ronda. También, desde ese momento, se veían quiénes iban a brillar: Johan Cruyff y demás holandeses jugaban fútbol total para arrasar rivales, Beckenbauer, Breitner y Gerd Müller impulsaban a Alemania Federal y Grzegorz Lato a Polonia.
El predominio del Viejo Mundo fue más marcado en la siguiente fase. Sólo Brasil logró arañar un tercer puesto, al ser escolta de la naranja mecánica, que bailó a Argentina 4-0, derrotó a Alemania Oriental y al scratch y llegó a su primera final. Los brasileños, con Rivelino y Jairzinho como retazos del ballet del 70, también empujaron a una pobre albiceleste. Del otro grupo, Alemania Federal no dejaba dudas al superar a Yugoslavia, Suecia en dramático y emotivo 4-2 y los polacos, para verle la cara a la revelación del torneo, tal vez con temor.
Pero el dueño de casa no tuvo que temer. Después del triunfo de Polonia a Brasil como tercero, el 7 de julio en el precioso Olímpico de Munich se las arregló muy bien para contener a Holanda. A pesar de que al minuto, la naranja se puso arriba de penal tras una jugada donde no dejó tocar la pelota a los germanos, convertido por Johan Neeskens. Los de Helmut Schön fueron al ataque, los holandeses se confiaron y Breitner también de penal empató. Y antes del cierre del primer tiempo, un pase atrás le quedó incómodo a Müller, pero el “Bombardero de la Nación” enganchó una media vuelta y definió ante Jongbloed para el desnivel, que no se movió a pesar de la búsqueda de Cruyff y los suyos, más las atajadas de Sepp Maier. La nueva Copa tenía otra novedad: Alemania, la fuerza, era mejor que la belleza de Holanda, en otro Mundial inolvidable.
El Mundial se consolidaba en su era moderna, en organización, difusión, número de participantes y estrenos. Las eliminatorias cada vez más ordenadas, con zonas más definidas por continente, mostraron sus perlas: Polonia se atrevió a marginar a Inglaterra en Wembley, Yugoslavia a España en desempate y la Unión Soviética a Francia, aunque los soviéticos luego caerían en la novedosa repesca con Chile (ver aparte). Por Sudamérica, además de los trasandinos y el Brasil post-Pelé, iban Argentina y sus líos internos (nuevo Dt cerca del comienzo) y Uruguay con Fernando Morena a la cabeza. En tanto, México sufrió una humillación histórica al dser goleado por Trinidad y Tobago y fue Haití quien tomó su lugar, debutando junto a Zaire, primero de Africa Negra, y Australia.
Si faltaba poco para que fuera el Mundial de las novedades, se hizo el sistema de grupos para los cuartos de final, donde los ocho clasificados de la primera fase se juntarían en dos de cuatro y el ganador iría a la final y el segundo al tercer puesto, con lo que el que avanzaba de la primera fase terminaba jugando siete partidos. Desde el inicio fue evidente el bajón sudamericano en detrimento de la potencia europea. Brasil pasó con dos 0-0 y un gol a Zaire faltando 11 minutos, Argentina debió esperar derrota ajena, Uruguay se fue vapuleado por Suecia y Chile no pudo pasar el muro de Berlín, donde las Alemanias, increíble paradoja del destino, se encontraron y siguieron de la mano a la segunda ronda. También, desde ese momento, se veían quiénes iban a brillar: Johan Cruyff y demás holandeses jugaban fútbol total para arrasar rivales, Beckenbauer, Breitner y Gerd Müller impulsaban a Alemania Federal y Grzegorz Lato a Polonia.
El predominio del Viejo Mundo fue más marcado en la siguiente fase. Sólo Brasil logró arañar un tercer puesto, al ser escolta de la naranja mecánica, que bailó a Argentina 4-0, derrotó a Alemania Oriental y al scratch y llegó a su primera final. Los brasileños, con Rivelino y Jairzinho como retazos del ballet del 70, también empujaron a una pobre albiceleste. Del otro grupo, Alemania Federal no dejaba dudas al superar a Yugoslavia, Suecia en dramático y emotivo 4-2 y los polacos, para verle la cara a la revelación del torneo, tal vez con temor.
Pero el dueño de casa no tuvo que temer. Después del triunfo de Polonia a Brasil como tercero, el 7 de julio en el precioso Olímpico de Munich se las arregló muy bien para contener a Holanda. A pesar de que al minuto, la naranja se puso arriba de penal tras una jugada donde no dejó tocar la pelota a los germanos, convertido por Johan Neeskens. Los de Helmut Schön fueron al ataque, los holandeses se confiaron y Breitner también de penal empató. Y antes del cierre del primer tiempo, un pase atrás le quedó incómodo a Müller, pero el “Bombardero de la Nación” enganchó una media vuelta y definió ante Jongbloed para el desnivel, que no se movió a pesar de la búsqueda de Cruyff y los suyos, más las atajadas de Sepp Maier. La nueva Copa tenía otra novedad: Alemania, la fuerza, era mejor que la belleza de Holanda, en otro Mundial inolvidable.
jueves, 19 de abril de 2018
OJO CON LAS CONDUCTAS QUE PROMOVEMOS
A menudo nos quejamos de cómo somos tratados, tanto como sociedad como cada uno. Y está bien, porque a veces injustamente e injustificadamente recibimos mal trato, en cualquiera de sus formas. Pero, pero, pero, también sería bueno que nos fijemos, de vez en cuando, cómo actuamos nosotros para con los otros. Porque si queremos vivir en sociedad, hacernos amigos de los demás, nuestra conducta debe ir a tono. No estoy diciendo que seamos Dios, que seamos el Papa, estoy diciendo que tengamos cuidado con nuestras palabras, acciones, relaciones, pensamientos. Todo lo que luego le rebota al otro. Si somos buena gente, el otro nos recibe y recibe buenas. Si somos de mentir, histéricos, fastidiosos, insociables, mil cosas, el otro lo percibe, y en consecuencia se aleja. Casi como un boomerang, vos según lo que tires te vuelve. Promovamos buena onda, que el otro la recibirá y, a su vez, la prolongará en otros. Si no, luego no nos quejemos de lo mal que estamos. Si somos nosotros los que tenemos el poder de generar, lo bueno y lo malo. Está en nosotros.
martes, 17 de abril de 2018
LA TRETA DE QUE EL REMISE "AUMENTÓ AYER"
Ya sabemos que la situación económica está pésima, somos varios los que no le creemos nada a estos señores del sinceramiento tarifario. Pero más cierto es que hay especuladores inescrupulosos. Me cuentan de los almacenes y comercios afines, ahí no sé porque todo está tan caro que no sospecho nada raro. Pero sí en los remises, estos autos especiales que te llevan de puerta a puerta, con un tipo amigable, un auto impecable, todo bárbaro, pero que al mismo tiempo buscan cómo sacarte un peso más.
Muchas veces subo a un auto, y cuando termino mi viaje y pregunto el valor, me dicen "tanto", repregunto por qué si antes estaba otro precio, y la respuesta es "aumentó ayer", "ahora hay nueva modalidad" o cosas por el estilo. Yo, ustedes, no nos chupamos el dedo, pero tenemos que pagar igual. Sí, seguro que no son los únicos, y que tal vez lo hacen apremiados por esta locura inflacionaria, luz del 40 por ciento, gas del no sé cuánto por ciento. Pero igual está mal. Consejo: fíjense bien, porque a cada ratito te suben el auto, en lugar de subirte AL auto.
Muchas veces subo a un auto, y cuando termino mi viaje y pregunto el valor, me dicen "tanto", repregunto por qué si antes estaba otro precio, y la respuesta es "aumentó ayer", "ahora hay nueva modalidad" o cosas por el estilo. Yo, ustedes, no nos chupamos el dedo, pero tenemos que pagar igual. Sí, seguro que no son los únicos, y que tal vez lo hacen apremiados por esta locura inflacionaria, luz del 40 por ciento, gas del no sé cuánto por ciento. Pero igual está mal. Consejo: fíjense bien, porque a cada ratito te suben el auto, en lugar de subirte AL auto.
viernes, 13 de abril de 2018
LA ABSURDA GUERRA ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR
Tenía que ser un partido de fútbol, pero fue la mecha de una bomba que explotó días después. Honduras y El Salvador hicieron de su llave eliminatoria para México 70 una serie de incidentes que, a la par de la tensión política que cruzaban ambos países, derivó en una absurda guerra conocida como “la guerr a dEl fútbol”.
Las ideas agrarias de ambos gobiernos llevaron al desplazamiento de muchos campesinos sin tierra a cruzar la frontera y establecerse en suelo vecino. Para no tener sobrepoblación, Honduras expulsó a aquellos salvadoreños indocumentados en su país, lo que agravó la deteriorada relación entre los dos por otras cuestiones, entre ellas limítrofes. Al mismo tiempo, el 8 de junio de 1969, las selecciones jugaban la semifinal de ida de la CONCACAF por un pase a la final regional con Haití, que había vencido a Estados Unidos. Ese día en Tegucigalpa, Honduras ganó 1-0.
Una semana después, la revancha fue en San Salvador y los locales se impusieron 3-0, forzando un tercer partido en México. La gente local se exacerbó y hubo incidentes con hinchas hondureños, mientras la Federación de Honduras reclamó a la FIFA que sus jugadores habían sufrido amenazas de muerte. A todo esto, tropas salvadoreñas expulsaban a campesinos hondureños de su territorio.
Las fronteras se cerraron y la tensión se agudizó, aunque el desempate se jugó en el Azteca y El Salvador, en alargue, ganó 3 a 2 y fue a la final con los haitianos. El fútbol fue una mecha más en la bomba de la guerra, que finalmente se desató el 14 de julio cuando el ejército salvadoreño invadió Honduras, causando una guerra que duró cuatro días y se terminó con la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero que dejó unos 2000 muertos, alrededor de 15.000 heridos, inmigrantes que fueron desplazados de ambos países, rotura de relaciones diplomáticas y del Mercado Común Centroamericano. Y una historia negra, con el fútbol como excusa.
Las ideas agrarias de ambos gobiernos llevaron al desplazamiento de muchos campesinos sin tierra a cruzar la frontera y establecerse en suelo vecino. Para no tener sobrepoblación, Honduras expulsó a aquellos salvadoreños indocumentados en su país, lo que agravó la deteriorada relación entre los dos por otras cuestiones, entre ellas limítrofes. Al mismo tiempo, el 8 de junio de 1969, las selecciones jugaban la semifinal de ida de la CONCACAF por un pase a la final regional con Haití, que había vencido a Estados Unidos. Ese día en Tegucigalpa, Honduras ganó 1-0.
Una semana después, la revancha fue en San Salvador y los locales se impusieron 3-0, forzando un tercer partido en México. La gente local se exacerbó y hubo incidentes con hinchas hondureños, mientras la Federación de Honduras reclamó a la FIFA que sus jugadores habían sufrido amenazas de muerte. A todo esto, tropas salvadoreñas expulsaban a campesinos hondureños de su territorio.
Las fronteras se cerraron y la tensión se agudizó, aunque el desempate se jugó en el Azteca y El Salvador, en alargue, ganó 3 a 2 y fue a la final con los haitianos. El fútbol fue una mecha más en la bomba de la guerra, que finalmente se desató el 14 de julio cuando el ejército salvadoreño invadió Honduras, causando una guerra que duró cuatro días y se terminó con la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero que dejó unos 2000 muertos, alrededor de 15.000 heridos, inmigrantes que fueron desplazados de ambos países, rotura de relaciones diplomáticas y del Mercado Común Centroamericano. Y una historia negra, con el fútbol como excusa.
RAREZAS DEL MUNDIAL 70
Rhodesia en una eliminatoria
La región africana de Rhodesia, actual Zimbabwe, estaba en 1970 colonizada por el Reino Unido, y su presidente Ian Smith comandaba un régimen racista similar al apartheid de Sudáfrica, por lo que la CAF la expulsó de África. Por eso se fue a jugar a la zona Asia, donde enfrentó a Australia y lo tuvo al borde de la eliminación, hasta que en tercer partido en Lourenco Marques, entonces capital de Mozambique, terreno neutral, los australianos ganaron y fueron a jugar contra Israel.
Árbitros africanos y asiáticos
Ya un africano, el egipcio Hussain Kandil, había sido el primer árbitro de ese continente en un Mundial en 1966, lo mismo que el israelí Menahem Ashkenazi por Asia. Para 1970, ambos estuvieron acompañados por Seyoum Terekegn, de Etiopía, y Abraham Klein, otro israelí. Fue una muestra de la importancia que la FIFA le estaba dando a la expansión del fútbol.
Tarjetas y cambios
Una de las novedades que presentó la Copa de México fue la inauguración de sanciones disciplinarias mediante tarjetas, amarilla y roja. Los primeros amonestados fueron los soviéticos Asatiani y Lovchev en el partido inaugural ante el local. También comenzaron a permitirse los cambios, dos por equipo. La URSS también fue la primera, porque en ese encuentro Pusatsch reemplazó al reinicio a Serebriannikov.
Ingleses con agua propia
Inglaterra fue por algunas actitudes blanco de la reprobación de la gente local. No sólo por su título controversial del 66, sino por declaraciones de su técnico Alf Ramsey y porque se llevaron una gran reserva de agua propia, ya que según dijeron no querían contaminarse con el agua de México.
Gol de México con polémica
El 7 de junio en el Azteca, Hussain Kandil fue quien dirigió el México-El Salvador de la fase inicial. Iban sin goles hasta el minuto 44, donde los salvadoreños tenían un tiro libre. Antes de mover la pelota, el mediocampista mexicano Aaron Padilla la robó e inició un contraataque que el delantero Javier Valdivia definió para abrir el marcador. Los visitantes protestaron y el capitán Salvador Mariona movió del punto central y tiró el balón afuera en fastidio, y allí Kandil decidió finalizar el primer tiempo. Luego México haría tres goles más y golearía 4-0.
Error arbitral con Pelé
Otro grueso error arbitral lo padeció Brasil en la final con Italia. Y justo Pelé, que quedó solo frente al arquero Albertosi para desnivelar a diez segundos del cierre del primer tiempo. El árbitro alemán oriental Rudolf Glöckner dio por terminada allí la etapa. En este caso no hubo lío, porque Pelé y sus compañeros dieron cátedra, ganaron 4-1 y se llevaron la Copa Rimet.
Los tres no goles de Pelé
Claro que el Rey fue protagonista excluyente del Mundial. Y no sólo por sus goles, sino por tres intentos extraordinarios que sin embargo no fueron a la red rival. Contra Checoslovaquia, viendo adelantado al arquero Ivo Viktor, le pegó de la mitad de la cancha de emboquillada y el balón dio en la parte exterior de la malla. Con Inglaterra, el gran Gordon Banks le sacó un cabezazo a quemarropa. Y en la semifinal con Uruguay, enfrentó a Mazurkiewicz, le pasó la pelota por un lado y él fue por el otro, recuperó y tiró al arco desviado. En todos los casos, la gente lo ovacionó y quedó para la historia, tanto como sus goles.
Rocha sólo 10 minutos
El genial Pedro Virgilio Rocha era clave en el juego de Uruguay. Pero en el debut con Israel, a los 10 minutos, saltó a buscar un centro, no alcanzó y se desgarró cayendo al suelo, siendo inmediatamente cambiado por Julio César Cortés. Sin él los celestes, dirigidos por Juan Hohberg, el de la hazaña con Hungría en Suiza 54, se las arreglaron para llegar hasta el cuarto puesto.
Marruecos, primer punto para África
Por fin África lograba su plaza propia. Y Marruecos demostró que era merecida. Le hizo fuerza a Alemania y a Perú, y contra Bulgaria, igualó 1 a 1 y conquistó el primer punto para el continente en una Copa del Mundo. El gol fue de Mahjoub Ghazouani a los 60 minutos.
Banks enfermo y afuera contra Alemania
Fue una de las apostillas más recordadas de México 70, tanto como el gran Alemania-Inglaterra de cuartos de final. Minutos antes del comienzo, Gordon Banks se sintió mal luego de beber cerveza. El cuerpo médico determinó que no jugara, una baja más que sensible para los ingleses. Su reemplazante fue un inexpert oPeter Bonetti, que tuvo responsabilidad en dos de los tres goles con que los germanos vencieron 3-2 en alargue, tras ir 0-2, y pasaron a semifinales.
Franz fracturado contra Italia
La mala suerte le volvió a los alemanes cuando en esa semifinal con Italia, promediando el segundo tiempo, Franz Beckenbauer arrancó un pique y fue fouleado, cayó mal y se fracturó en el hombro. Como ya Helmut Schön había hecho los dos cambios permitidos, el Kaiser debió quedarse en la cancha todo ese rato y el alargue, con el brazo colgando de un vendaje y sin poder hacer mucho para evitar la derrota 4-3.
Empujón al técnico
Una más de los teutones, aquí en el tercer puesto contra Uruguay. A los 29 minutos del segundo tiempo, Schön decidió sacar al puntero derecho Stan Libuda por Hennes Lohr. Cuando Libuda se iba y el técnico se le acercó, aquél le propinó un empujón molesto.
La región africana de Rhodesia, actual Zimbabwe, estaba en 1970 colonizada por el Reino Unido, y su presidente Ian Smith comandaba un régimen racista similar al apartheid de Sudáfrica, por lo que la CAF la expulsó de África. Por eso se fue a jugar a la zona Asia, donde enfrentó a Australia y lo tuvo al borde de la eliminación, hasta que en tercer partido en Lourenco Marques, entonces capital de Mozambique, terreno neutral, los australianos ganaron y fueron a jugar contra Israel.
Árbitros africanos y asiáticos
Ya un africano, el egipcio Hussain Kandil, había sido el primer árbitro de ese continente en un Mundial en 1966, lo mismo que el israelí Menahem Ashkenazi por Asia. Para 1970, ambos estuvieron acompañados por Seyoum Terekegn, de Etiopía, y Abraham Klein, otro israelí. Fue una muestra de la importancia que la FIFA le estaba dando a la expansión del fútbol.
Tarjetas y cambios
Una de las novedades que presentó la Copa de México fue la inauguración de sanciones disciplinarias mediante tarjetas, amarilla y roja. Los primeros amonestados fueron los soviéticos Asatiani y Lovchev en el partido inaugural ante el local. También comenzaron a permitirse los cambios, dos por equipo. La URSS también fue la primera, porque en ese encuentro Pusatsch reemplazó al reinicio a Serebriannikov.
Ingleses con agua propia
Inglaterra fue por algunas actitudes blanco de la reprobación de la gente local. No sólo por su título controversial del 66, sino por declaraciones de su técnico Alf Ramsey y porque se llevaron una gran reserva de agua propia, ya que según dijeron no querían contaminarse con el agua de México.
Gol de México con polémica
El 7 de junio en el Azteca, Hussain Kandil fue quien dirigió el México-El Salvador de la fase inicial. Iban sin goles hasta el minuto 44, donde los salvadoreños tenían un tiro libre. Antes de mover la pelota, el mediocampista mexicano Aaron Padilla la robó e inició un contraataque que el delantero Javier Valdivia definió para abrir el marcador. Los visitantes protestaron y el capitán Salvador Mariona movió del punto central y tiró el balón afuera en fastidio, y allí Kandil decidió finalizar el primer tiempo. Luego México haría tres goles más y golearía 4-0.
Error arbitral con Pelé
Otro grueso error arbitral lo padeció Brasil en la final con Italia. Y justo Pelé, que quedó solo frente al arquero Albertosi para desnivelar a diez segundos del cierre del primer tiempo. El árbitro alemán oriental Rudolf Glöckner dio por terminada allí la etapa. En este caso no hubo lío, porque Pelé y sus compañeros dieron cátedra, ganaron 4-1 y se llevaron la Copa Rimet.
Los tres no goles de Pelé
Claro que el Rey fue protagonista excluyente del Mundial. Y no sólo por sus goles, sino por tres intentos extraordinarios que sin embargo no fueron a la red rival. Contra Checoslovaquia, viendo adelantado al arquero Ivo Viktor, le pegó de la mitad de la cancha de emboquillada y el balón dio en la parte exterior de la malla. Con Inglaterra, el gran Gordon Banks le sacó un cabezazo a quemarropa. Y en la semifinal con Uruguay, enfrentó a Mazurkiewicz, le pasó la pelota por un lado y él fue por el otro, recuperó y tiró al arco desviado. En todos los casos, la gente lo ovacionó y quedó para la historia, tanto como sus goles.
Rocha sólo 10 minutos
El genial Pedro Virgilio Rocha era clave en el juego de Uruguay. Pero en el debut con Israel, a los 10 minutos, saltó a buscar un centro, no alcanzó y se desgarró cayendo al suelo, siendo inmediatamente cambiado por Julio César Cortés. Sin él los celestes, dirigidos por Juan Hohberg, el de la hazaña con Hungría en Suiza 54, se las arreglaron para llegar hasta el cuarto puesto.
Marruecos, primer punto para África
Por fin África lograba su plaza propia. Y Marruecos demostró que era merecida. Le hizo fuerza a Alemania y a Perú, y contra Bulgaria, igualó 1 a 1 y conquistó el primer punto para el continente en una Copa del Mundo. El gol fue de Mahjoub Ghazouani a los 60 minutos.
Banks enfermo y afuera contra Alemania
Fue una de las apostillas más recordadas de México 70, tanto como el gran Alemania-Inglaterra de cuartos de final. Minutos antes del comienzo, Gordon Banks se sintió mal luego de beber cerveza. El cuerpo médico determinó que no jugara, una baja más que sensible para los ingleses. Su reemplazante fue un inexpert oPeter Bonetti, que tuvo responsabilidad en dos de los tres goles con que los germanos vencieron 3-2 en alargue, tras ir 0-2, y pasaron a semifinales.
Franz fracturado contra Italia
La mala suerte le volvió a los alemanes cuando en esa semifinal con Italia, promediando el segundo tiempo, Franz Beckenbauer arrancó un pique y fue fouleado, cayó mal y se fracturó en el hombro. Como ya Helmut Schön había hecho los dos cambios permitidos, el Kaiser debió quedarse en la cancha todo ese rato y el alargue, con el brazo colgando de un vendaje y sin poder hacer mucho para evitar la derrota 4-3.
Empujón al técnico
Una más de los teutones, aquí en el tercer puesto contra Uruguay. A los 29 minutos del segundo tiempo, Schön decidió sacar al puntero derecho Stan Libuda por Hennes Lohr. Cuando Libuda se iba y el técnico se le acercó, aquél le propinó un empujón molesto.
HISTORIA MUNDIAL: MÉXICO 70
Con los turbios sucesos de Inglaterra 66, la Copa del Mundo había entrado en un cono de sombras. Pero la edición de México en 1970, primera en América del Norte, le devolvió el brillo y el color que merecía. Llegó la televisión a color, las imágenes vía satélite, mejores comunicaciones y una organización y competencia limpias. Y para hacerla más disfrutable, una verdadera sinfonía de fútbol por Pelé y su Brasil les dio el tricampeonato y la Copa Jules Rimet para siempre, grabando una huella inolvidable en la historia.
México, con trayectoria habitual en el Mundial, le ganó a Argentina la sede del 70 por mejor infraestructura y estabilidad económica. Además, había hecho los Juegos Olímpicos dos años antes, y como Uruguay en el 30 o Brasil en el 50, construyó un majestuoso estadio: el Azteca, que sería (como en el 68) epicentro de emociones. El “tri” tenía la chance como local de un mejor papel que los anteriores, y junto a Inglaterra, campeón reinante, y Alemania Federal, nuevamente clasificado, eran los candidatos. Pocos creían en Brasil, a pesar de que el scratch se floreó en la eliminatoria; polémicas entre el técnico Joao Saldanha y Pelé, la exclusión de éste, una derrota con la eliminada Argentina y la remoción de Saldanha crearon un mal clima previo a la Copa.
La fase de clasificación ofreció ausencias de peso en Europa y Sudamérica: Hungría, campeón olímpico,Portugal último en el Grupo 1, España, Francia y sobre todo la Selección, marginada por única vez en la cancha al no poder con el gran Perú y con su propia desorganización, con cambios constantes de entrenador. Pero la gran novedad se dio para África y Asia, que vieron que su boicot al torneo del 66 dio frutos y la FIFA les otorgó la merecida plaza propia, con lo que Marruecos fue el segundo país africano e Israel debutó. La nota negra la dieron El Salvador y Honduras en la llamada “guerra del fútbol”, una serie de tres partidos entre ambos con incidentes que derivó en acciones bélicas con consecuencias nefastas. Fue el precio de que los salvadoreños jugaran su primera Copa del Mundo.
Así las cosas, el 31 de mayo y con el increíble marco de un Azteca colmado, México y la Unión Soviética abrieron el Mundial con un empate a cero. Ambos eran parte del Grupo 1, donde superaron con facilidad a Bélgica y El Salvador. El 2 tuvo sólo seis goles en seis partidos, y con ellos el Uruguay de Luis Cubilla y la Italia de Gianni Rivera, que buscaba el desquite del 0-1 con Corea en el 66, pasaron a cuartos de final. Los otros dos grupos tuvieron dominadores exclusivos: el Brasil de Pelé comenzó su función con tres claras victorias y la Alemania de Gerd Müller y Franz Beckenbauer arrasaba con dos tripletes del primero. Inglaterra fue segundo de los brasileños y Perú, en su primera Copa desde 1930, también se metió en los cuartos.
Pero en el camino peruano se cruzó Pelé, y los de Mario Zagallo, ahora su nuevo técnico, les ganaron 4-2 en uno de los grandes encuentros del torneo. Uruguay y Alemania siguieron en inolvidables partidos con alargue y polémica, y México empezó ganándole a Italia, pero los azzurros con Rivera de titular los golearon y fueron a las semifinales. Éstas fueron otros dos épicos momentos, el 3-1 de Brasil a los celestes con la gran jugada de Pelé ante Mazurkiewicz que no fue gol por poco y, más aún, el tremendo Italia-Alemania, que por algo quedó como “el partido del siglo”, con cambios constantes en el marcador, lesionados como Beckenbauer, un alargue con cinco goles y una definición de Rivera para un 4-3 espectacular, que ponía a los italianos en su primera final desde 1938. Uruguay redondeó igualmente su mejor tarea desde el Maracanazo del 50 con el cuarto puesto, ya que perdió el podio 1-0 con los alemanes.
El 21 de junio, con una ligera lluvia, el Azteca volvía a estar a tope, con casi 108.000 personas, para la final. Los mexicanos iban por Brasil, no sólo porque Italia los había eliminado, sino por el juego de los verdeamarillos. Entonces gritaron rápido a los 17 minutos, cuando Pelé conectó de cabeza un centro desde el lateral. Pero la fragilidad defensiva brasileña hizo que entre el flojo arquero Félix y el central Brito chocaran y le regalaran el empate a Boninsegna, poco antes del descanso. Fue un espejismo, porque en el segundo tiempo, un zurdazo de Gerson y un gol de Jairzinho, otros dos genios, terminaron con el misterio de la retaguardia azzurra. Y para coronar uno de los más grandes campeones de todos los tiempos, Pelé sin mirar asistió al lateral Carlos Alberto, que marcó un hermoso gol para un 4-1 lapidario, concluyente. México y Brasil festejaron juntos, la Copa Rimet fue a las arcas de los de Zagallo y Pelé entró en la inmortalidad, de paso tomándose amplísimo desquite de su lesión del 62 y sus golpes del 66. El gran fútbol triunfó e hizo de México 70, aunque no estuviera Argentina, un recuerdo imborrable.
México, con trayectoria habitual en el Mundial, le ganó a Argentina la sede del 70 por mejor infraestructura y estabilidad económica. Además, había hecho los Juegos Olímpicos dos años antes, y como Uruguay en el 30 o Brasil en el 50, construyó un majestuoso estadio: el Azteca, que sería (como en el 68) epicentro de emociones. El “tri” tenía la chance como local de un mejor papel que los anteriores, y junto a Inglaterra, campeón reinante, y Alemania Federal, nuevamente clasificado, eran los candidatos. Pocos creían en Brasil, a pesar de que el scratch se floreó en la eliminatoria; polémicas entre el técnico Joao Saldanha y Pelé, la exclusión de éste, una derrota con la eliminada Argentina y la remoción de Saldanha crearon un mal clima previo a la Copa.
La fase de clasificación ofreció ausencias de peso en Europa y Sudamérica: Hungría, campeón olímpico,Portugal último en el Grupo 1, España, Francia y sobre todo la Selección, marginada por única vez en la cancha al no poder con el gran Perú y con su propia desorganización, con cambios constantes de entrenador. Pero la gran novedad se dio para África y Asia, que vieron que su boicot al torneo del 66 dio frutos y la FIFA les otorgó la merecida plaza propia, con lo que Marruecos fue el segundo país africano e Israel debutó. La nota negra la dieron El Salvador y Honduras en la llamada “guerra del fútbol”, una serie de tres partidos entre ambos con incidentes que derivó en acciones bélicas con consecuencias nefastas. Fue el precio de que los salvadoreños jugaran su primera Copa del Mundo.
Así las cosas, el 31 de mayo y con el increíble marco de un Azteca colmado, México y la Unión Soviética abrieron el Mundial con un empate a cero. Ambos eran parte del Grupo 1, donde superaron con facilidad a Bélgica y El Salvador. El 2 tuvo sólo seis goles en seis partidos, y con ellos el Uruguay de Luis Cubilla y la Italia de Gianni Rivera, que buscaba el desquite del 0-1 con Corea en el 66, pasaron a cuartos de final. Los otros dos grupos tuvieron dominadores exclusivos: el Brasil de Pelé comenzó su función con tres claras victorias y la Alemania de Gerd Müller y Franz Beckenbauer arrasaba con dos tripletes del primero. Inglaterra fue segundo de los brasileños y Perú, en su primera Copa desde 1930, también se metió en los cuartos.
Pero en el camino peruano se cruzó Pelé, y los de Mario Zagallo, ahora su nuevo técnico, les ganaron 4-2 en uno de los grandes encuentros del torneo. Uruguay y Alemania siguieron en inolvidables partidos con alargue y polémica, y México empezó ganándole a Italia, pero los azzurros con Rivera de titular los golearon y fueron a las semifinales. Éstas fueron otros dos épicos momentos, el 3-1 de Brasil a los celestes con la gran jugada de Pelé ante Mazurkiewicz que no fue gol por poco y, más aún, el tremendo Italia-Alemania, que por algo quedó como “el partido del siglo”, con cambios constantes en el marcador, lesionados como Beckenbauer, un alargue con cinco goles y una definición de Rivera para un 4-3 espectacular, que ponía a los italianos en su primera final desde 1938. Uruguay redondeó igualmente su mejor tarea desde el Maracanazo del 50 con el cuarto puesto, ya que perdió el podio 1-0 con los alemanes.
El 21 de junio, con una ligera lluvia, el Azteca volvía a estar a tope, con casi 108.000 personas, para la final. Los mexicanos iban por Brasil, no sólo porque Italia los había eliminado, sino por el juego de los verdeamarillos. Entonces gritaron rápido a los 17 minutos, cuando Pelé conectó de cabeza un centro desde el lateral. Pero la fragilidad defensiva brasileña hizo que entre el flojo arquero Félix y el central Brito chocaran y le regalaran el empate a Boninsegna, poco antes del descanso. Fue un espejismo, porque en el segundo tiempo, un zurdazo de Gerson y un gol de Jairzinho, otros dos genios, terminaron con el misterio de la retaguardia azzurra. Y para coronar uno de los más grandes campeones de todos los tiempos, Pelé sin mirar asistió al lateral Carlos Alberto, que marcó un hermoso gol para un 4-1 lapidario, concluyente. México y Brasil festejaron juntos, la Copa Rimet fue a las arcas de los de Zagallo y Pelé entró en la inmortalidad, de paso tomándose amplísimo desquite de su lesión del 62 y sus golpes del 66. El gran fútbol triunfó e hizo de México 70, aunque no estuviera Argentina, un recuerdo imborrable.
RAREZAS DEL MUNDIAL 66
La primera mascota
El león Willie fue oficialmente la primera mascota de un Mundial en Inglaterra 66. Asimismo, la canción alusiva, otro elemento ya típico de la Copa, llevó su nombre.
El robo de la Copa y la otra mascota
Hubo otra mascota, ésta real, que fue famoso por otro episodio recordado. En marzo del 66, la Copa Jules Rimet fue robada en una exhibición en una iglesia de Westminster. La policía, la famosa Scotland Yard, desplegó un vasto operativo, pero fue un perro, Pickles, que finalmente la encontró enterrada en un jardín. Copa recuperada, ladrón arrestado y condenado a dos años de prisión. Y perro famoso: Pickles estuvo en la inauguración el 11 de julio.
Más tele y plata
Con la llegada de Stanley Rous a la presidencia de la FIFA, se fomentó aún más la participación de la televisión y comenzó la explotación de derechos comerciales, con acuerdos con grandes empresas. Así, la inauguración fue transmitida por primera vez a todo el mundo vía satélite, y se empezaron a colocar paneles con publicidad en los estadios.
Los que no jugaron eliminatorias
Además del masivo retiro de los países africanos, ofendidos por la distribución de plazas, Congo y Filipinas no pudieron participar de la fase previa por errores en su inscripción. Guatemala, que ya había tomado parte antes, se bajó por conflicto con su vecino Belice. Y Sudáfrica, en sus primeros años del régimen del apartheid (segregación racial) fue expulsado de la FIFA.
Camboya, sede de la eliminatoria
Como fue escrito, Camboya albergó un partido de la Copa del mundo, en este caso la llave a ida y vuelta entre Corea del Norte y Australia por un lugar en la fase final. Eran los únicos que quedaron de todos los originalmente anotados en África, Asia y Oceanía. En el estadio Olímpico de la capital Phnom Penh, ante 60.000 personas, los norcoreanos ganaron 6-1 y 3-1 y fueron al Mundial, donde bajarían a Italia y pondrían 3-0 contra las cuerdas al Portugal de Eusebio.
Las ayudas a Inglaterra
Desde la primera ronda, Inglaterra fue favorecido por los arbitrajes. Ante Francia, en el cierre del Grupo 1, los dos goles de Roger Hunt fueron irregulares: el primero en claro offside, y el segundo cuando el partido debió ser cortado por agresión sin pelota de Nobby Stiles a un rival. Luego llegó la expulsión de Rattin en el choque con Argentina, y el no gol de Hurst en la final con Alemania.
Sin cambios por última vez
El Mundial 66 fue el último en que no se permitieron cambios una vez comenzado el partido. Por eso el arquero de Hungría, Szentmihalyi, jugó lesionado con Portugal desde el minuto 1, y su equipo perdió 3-1.
Sin tarjetas por última vez
Tampoco se había reglamentado aún el uso de tarjetas amarilla y roja para la disciplina. Por eso, Antonio Rattin fue echado a dedo por el alemán Rudolf Kreitlein en el famoso partido de cuartos de final con Inglaterra.
Coreano optimista
Sin duda Corea del Norte fue la nota exótica del Mundial. Antes del último encuentro del Grupo 4 ante la poderosa Italia, le preguntaron al técnico Myung Re Hyun si iban a reservar vuelo de retorno a su país tras el mismo, descontando un triunfo seguro de los italianos. La respuesta del Dt fue “¿Reservar vuelo? Si nosotros nos vamos a clasificar…”.
Dos soviéticos menos con Alemania
En la semifinal entre Alemania y la URSS, éstos perdieron dos hombres ya en el primer tiempo. Uno fue el medio Sabó, que a los 8 minutos se fue fracturado. Venía de una entrada dura de Emmerich, quiso desquitarse al ir a trabar con Franz Beckenbauer y se rompió el tobillo. Y a los 44, apenas Haller marcó el primer gol germano, el puntero Chislenko, figura de los del este, corrió a su colega Held y le dio un puntapié que le valió su expulsión. Por fractura y por roja, la URSS jugó con nueve 46 minutos y cayó 2-1.
El león Willie fue oficialmente la primera mascota de un Mundial en Inglaterra 66. Asimismo, la canción alusiva, otro elemento ya típico de la Copa, llevó su nombre.
El robo de la Copa y la otra mascota
Hubo otra mascota, ésta real, que fue famoso por otro episodio recordado. En marzo del 66, la Copa Jules Rimet fue robada en una exhibición en una iglesia de Westminster. La policía, la famosa Scotland Yard, desplegó un vasto operativo, pero fue un perro, Pickles, que finalmente la encontró enterrada en un jardín. Copa recuperada, ladrón arrestado y condenado a dos años de prisión. Y perro famoso: Pickles estuvo en la inauguración el 11 de julio.
Más tele y plata
Con la llegada de Stanley Rous a la presidencia de la FIFA, se fomentó aún más la participación de la televisión y comenzó la explotación de derechos comerciales, con acuerdos con grandes empresas. Así, la inauguración fue transmitida por primera vez a todo el mundo vía satélite, y se empezaron a colocar paneles con publicidad en los estadios.
Los que no jugaron eliminatorias
Además del masivo retiro de los países africanos, ofendidos por la distribución de plazas, Congo y Filipinas no pudieron participar de la fase previa por errores en su inscripción. Guatemala, que ya había tomado parte antes, se bajó por conflicto con su vecino Belice. Y Sudáfrica, en sus primeros años del régimen del apartheid (segregación racial) fue expulsado de la FIFA.
Camboya, sede de la eliminatoria
Como fue escrito, Camboya albergó un partido de la Copa del mundo, en este caso la llave a ida y vuelta entre Corea del Norte y Australia por un lugar en la fase final. Eran los únicos que quedaron de todos los originalmente anotados en África, Asia y Oceanía. En el estadio Olímpico de la capital Phnom Penh, ante 60.000 personas, los norcoreanos ganaron 6-1 y 3-1 y fueron al Mundial, donde bajarían a Italia y pondrían 3-0 contra las cuerdas al Portugal de Eusebio.
Las ayudas a Inglaterra
Desde la primera ronda, Inglaterra fue favorecido por los arbitrajes. Ante Francia, en el cierre del Grupo 1, los dos goles de Roger Hunt fueron irregulares: el primero en claro offside, y el segundo cuando el partido debió ser cortado por agresión sin pelota de Nobby Stiles a un rival. Luego llegó la expulsión de Rattin en el choque con Argentina, y el no gol de Hurst en la final con Alemania.
Sin cambios por última vez
El Mundial 66 fue el último en que no se permitieron cambios una vez comenzado el partido. Por eso el arquero de Hungría, Szentmihalyi, jugó lesionado con Portugal desde el minuto 1, y su equipo perdió 3-1.
Sin tarjetas por última vez
Tampoco se había reglamentado aún el uso de tarjetas amarilla y roja para la disciplina. Por eso, Antonio Rattin fue echado a dedo por el alemán Rudolf Kreitlein en el famoso partido de cuartos de final con Inglaterra.
Coreano optimista
Sin duda Corea del Norte fue la nota exótica del Mundial. Antes del último encuentro del Grupo 4 ante la poderosa Italia, le preguntaron al técnico Myung Re Hyun si iban a reservar vuelo de retorno a su país tras el mismo, descontando un triunfo seguro de los italianos. La respuesta del Dt fue “¿Reservar vuelo? Si nosotros nos vamos a clasificar…”.
Dos soviéticos menos con Alemania
En la semifinal entre Alemania y la URSS, éstos perdieron dos hombres ya en el primer tiempo. Uno fue el medio Sabó, que a los 8 minutos se fue fracturado. Venía de una entrada dura de Emmerich, quiso desquitarse al ir a trabar con Franz Beckenbauer y se rompió el tobillo. Y a los 44, apenas Haller marcó el primer gol germano, el puntero Chislenko, figura de los del este, corrió a su colega Held y le dio un puntapié que le valió su expulsión. Por fractura y por roja, la URSS jugó con nueve 46 minutos y cayó 2-1.
HISTORIA MUNDIAL: INGLATERRA 66
La oscuridad en que la Copa del Mundo había caído en Chile 62 se acrecentó para 1966. Tácticas defensivas y juego violento, como en ese momento, fueron acompañados de episodios turbios, fuera del fútbol. Y en ese contexto, Inglaterra organizó y ganó su único certamen de mayores hasta hoy, con un gran equipo pero con un jugador de más: los árbitros. Un contexto que claramente perjudicó a Argentina, Brasil, Uruguay y Chile, los ases de Sudamérica, de nuevo sometida por poderes europeos.
Los inventores del balompié se habían presentado junto a Alemania Federal y España para ser sede del 66. Como los españoles se retiraron, la elección quedó entre ingleses y alemanes, y los británicos se impusieron en la votación por 34 a 27. Sí, le ganaron a los germanos, como lo harían años más tarde en la final de su Mundial. También influyó en la elección que la Federación cumplía 100 años, y que el nuevo presidente de la FIFA era el controvertido Stanley Rous, que abogaba por Europa y con muy poco interés en otros continentes. Tanto, que para las eliminatorias dispuso una sola plaza para África, Asia y Oceanía, y fue muy lógico que los 15 representantes africanos y algunos asiáticos boicotearon el torneo.
La fase previa era un poco más organizada, aunque seguían jugando Siria e Israel en Europa. Hubo ya grupos de cuatro países en el Viejo Mundo y los acostumbrados tres de tres en Sudamérica. Destacó la vuelta de Francia, el pase de España en desempate angustioso con Irlanda y el debut de dos que dejarían huella: Portugal, al influjo del gran Eusebio y sus amigos del Benfica copero, y Corea del Norte, que fue el único de la región Asia-Oceanía al ganarle a Australia en Camboya. Brasil, Uruguay y la Argentina de Juan Carlos Lorenzo se clasificaron sin problemas, mientras Chile necesitó de un desempate ante Ecuador. El número de inscriptos se amplió a 71 y a naciones como Albania, Jamaica o Cuba.
La “catedral del fútbol”, el estadio de Wembley, escenario de tantas batallas, vivía su momento cumbre recibiendo a la Copa. El 11 de julio, allí en Londres, los locales se enfrentaban con Uruguay. Tras una sencilla ceremonia inaugural, los celestes tejieron una sabia telaraña y sacaron un gran empate a cero. Ambos terminarían pasando a los cuartos de final sobre Francia y México, pero los ingleses con su primer ayuda arbitral, con dos goles viciados de nulidad contra los galos. Los de Ondino Viera, con Mazurkiewicz, Goncálvez o Rocha en sus filas, fueron junto a Argentina los únicos de la CONMEBOL que siguieron, porque Brasil cayó con la potencia de Portugal y Hungría y sobre todo, con la eliminación antideportiva de Pelé, golpeado a mansalva con complicidad de los jueces. Y Chile poco pudo hacer con la Unión Soviética, Italia y Corea del Norte. Los asiáticos dieron la nota sonora dejando afuera a los azzurros y sus apellidos por 1 a 0.
Nuevamente el “Toto” Lorenzo estaba al frente de la albiceleste, que con Luis Artime como goleador, más talentos como Jorge Solari, Silvio Marzolini, Ermindo Onega o “Pinino” Más, derrotaron a España y Suiza y empataron con Alemania, a quien acompañaron a los cuartos. Por lo que en esa instancia, se encontrarían con Inglaterra y los teutones con Uruguay. Stanley Rous confió la designación de los árbitros a Ken Aston, el juez del escandaloso Chile-Italia del Mundial 62, donde se pegaron a mansalva de ambos lados. Aston decidió a un alemán, Rudolf Kreitlein, para Argentina-Inglaterra, y a un inglés, James Finney, para Alemania-Uruguay. Causalidad más que casualidad: el alemán expulsó a Antonio Rattin en controvertida decisión y los ingleses le ganaron a un laborioso Argentina sobre el final. Por su parte, el inglés no dio un penal para los celestes por atajada del defensor Schnellinger en la línea por un cabezazo de Rocha, y echó a Troche y Silva, favoreciendo descaradamente que los de Helmut Schön se impusieran 4 a 0.
Por suerte, los otros cuartos tuvieron fútbol, con el triunfo de la URSS sobre Hungría y, especialmente, con un tremendo Portugal-Corea del Norte, donde los norcoreanos ganaban 3 a 0 a los 23 minutos, hasta que Eusebio marcó cuatro goles y su país ganó 5 a 3, yendo a encontrarse con el local en las semifinales, donde éste ganó con doblete del gran Bobby Charlton, llegando a su primera final. Su rival sería Alemania, que en partido áspero superó a los soviéticos. Eusebio y Portugal concluyeron su brillante aparición con el tercer puesto sobre la URSS.
Bajo una lluvia bien inglesa, Wembley acogió el 30 de julio el partido decisivo. Alemania quería revalidar su título del 54, con Franz Beckenbauer y Uwe Seeler entre sus figuras. Los del hosco Alf Ramsey, que apodó a los argentinos “animales”, contaban con Charlton y sus delanteros Hurst y Hunt, más una defensa donde sobresalían el espectacular arquero Gordon Banks y el capitán Bobby Moore. Los alemanes comenzaron arriba por Haller, pero Hurst marcó de cabeza su primer gol de la tarde. Cerca del final, Peters desniveló y parecía que el triunfo era anfitrión, pero en jugada viciosa Weber igualó a los 89 minutos. Cuando iban 10 del primer alargue, Hurst remató de volea y la pelota superó al guardameta Tilkowski, dio en el travesaño, picó aparentemente delante de la línea y se fue al córner. El árbitro suizo Dienst miró a su asistente, el soviético Bakhramov, que señaló el centro de la cancha marcando el gol, el que no fue, pero que decretó el título. Porque Alemania se cayó, Hurst realizó su triplete sobre la hora y el 4-2 le permitió a Inglaterra ser campeón del mundo, premio simbolizado en la Copa Rimet, que la reina Isabel II le entregó a Moore. Los ingleses, es cierto, tenían gran equipo, pero no tenían por qué ser empujados por la trampa. Sin duda, fue uno de los Mundiales más nublados, como el cielo de Londres, de toda la historia.
Los inventores del balompié se habían presentado junto a Alemania Federal y España para ser sede del 66. Como los españoles se retiraron, la elección quedó entre ingleses y alemanes, y los británicos se impusieron en la votación por 34 a 27. Sí, le ganaron a los germanos, como lo harían años más tarde en la final de su Mundial. También influyó en la elección que la Federación cumplía 100 años, y que el nuevo presidente de la FIFA era el controvertido Stanley Rous, que abogaba por Europa y con muy poco interés en otros continentes. Tanto, que para las eliminatorias dispuso una sola plaza para África, Asia y Oceanía, y fue muy lógico que los 15 representantes africanos y algunos asiáticos boicotearon el torneo.
La fase previa era un poco más organizada, aunque seguían jugando Siria e Israel en Europa. Hubo ya grupos de cuatro países en el Viejo Mundo y los acostumbrados tres de tres en Sudamérica. Destacó la vuelta de Francia, el pase de España en desempate angustioso con Irlanda y el debut de dos que dejarían huella: Portugal, al influjo del gran Eusebio y sus amigos del Benfica copero, y Corea del Norte, que fue el único de la región Asia-Oceanía al ganarle a Australia en Camboya. Brasil, Uruguay y la Argentina de Juan Carlos Lorenzo se clasificaron sin problemas, mientras Chile necesitó de un desempate ante Ecuador. El número de inscriptos se amplió a 71 y a naciones como Albania, Jamaica o Cuba.
La “catedral del fútbol”, el estadio de Wembley, escenario de tantas batallas, vivía su momento cumbre recibiendo a la Copa. El 11 de julio, allí en Londres, los locales se enfrentaban con Uruguay. Tras una sencilla ceremonia inaugural, los celestes tejieron una sabia telaraña y sacaron un gran empate a cero. Ambos terminarían pasando a los cuartos de final sobre Francia y México, pero los ingleses con su primer ayuda arbitral, con dos goles viciados de nulidad contra los galos. Los de Ondino Viera, con Mazurkiewicz, Goncálvez o Rocha en sus filas, fueron junto a Argentina los únicos de la CONMEBOL que siguieron, porque Brasil cayó con la potencia de Portugal y Hungría y sobre todo, con la eliminación antideportiva de Pelé, golpeado a mansalva con complicidad de los jueces. Y Chile poco pudo hacer con la Unión Soviética, Italia y Corea del Norte. Los asiáticos dieron la nota sonora dejando afuera a los azzurros y sus apellidos por 1 a 0.
Nuevamente el “Toto” Lorenzo estaba al frente de la albiceleste, que con Luis Artime como goleador, más talentos como Jorge Solari, Silvio Marzolini, Ermindo Onega o “Pinino” Más, derrotaron a España y Suiza y empataron con Alemania, a quien acompañaron a los cuartos. Por lo que en esa instancia, se encontrarían con Inglaterra y los teutones con Uruguay. Stanley Rous confió la designación de los árbitros a Ken Aston, el juez del escandaloso Chile-Italia del Mundial 62, donde se pegaron a mansalva de ambos lados. Aston decidió a un alemán, Rudolf Kreitlein, para Argentina-Inglaterra, y a un inglés, James Finney, para Alemania-Uruguay. Causalidad más que casualidad: el alemán expulsó a Antonio Rattin en controvertida decisión y los ingleses le ganaron a un laborioso Argentina sobre el final. Por su parte, el inglés no dio un penal para los celestes por atajada del defensor Schnellinger en la línea por un cabezazo de Rocha, y echó a Troche y Silva, favoreciendo descaradamente que los de Helmut Schön se impusieran 4 a 0.
Por suerte, los otros cuartos tuvieron fútbol, con el triunfo de la URSS sobre Hungría y, especialmente, con un tremendo Portugal-Corea del Norte, donde los norcoreanos ganaban 3 a 0 a los 23 minutos, hasta que Eusebio marcó cuatro goles y su país ganó 5 a 3, yendo a encontrarse con el local en las semifinales, donde éste ganó con doblete del gran Bobby Charlton, llegando a su primera final. Su rival sería Alemania, que en partido áspero superó a los soviéticos. Eusebio y Portugal concluyeron su brillante aparición con el tercer puesto sobre la URSS.
Bajo una lluvia bien inglesa, Wembley acogió el 30 de julio el partido decisivo. Alemania quería revalidar su título del 54, con Franz Beckenbauer y Uwe Seeler entre sus figuras. Los del hosco Alf Ramsey, que apodó a los argentinos “animales”, contaban con Charlton y sus delanteros Hurst y Hunt, más una defensa donde sobresalían el espectacular arquero Gordon Banks y el capitán Bobby Moore. Los alemanes comenzaron arriba por Haller, pero Hurst marcó de cabeza su primer gol de la tarde. Cerca del final, Peters desniveló y parecía que el triunfo era anfitrión, pero en jugada viciosa Weber igualó a los 89 minutos. Cuando iban 10 del primer alargue, Hurst remató de volea y la pelota superó al guardameta Tilkowski, dio en el travesaño, picó aparentemente delante de la línea y se fue al córner. El árbitro suizo Dienst miró a su asistente, el soviético Bakhramov, que señaló el centro de la cancha marcando el gol, el que no fue, pero que decretó el título. Porque Alemania se cayó, Hurst realizó su triplete sobre la hora y el 4-2 le permitió a Inglaterra ser campeón del mundo, premio simbolizado en la Copa Rimet, que la reina Isabel II le entregó a Moore. Los ingleses, es cierto, tenían gran equipo, pero no tenían por qué ser empujados por la trampa. Sin duda, fue uno de los Mundiales más nublados, como el cielo de Londres, de toda la historia.
jueves, 12 de abril de 2018
CÓMO DISTRIBUIR EL DÍA
Es cierto que la vida es hiperdinámica, no son todos los días iguales. Que muchas veces no se tiene tiempo más que para lo necesario. Pero, recordando lo que un día de sol leía en mi libro de tercer grado, sugiero humildemente cómo se puede distribuir las 24 horas del día lo mejor posible.
Según publicaba el libraco de 1981, se nos proponía a los niños dividir el día en tres segmentos de ocho oras cada uno. Ocho para estudiar y demás obligaciones colegiales, ocho para de todo un poco, léase jugar, comer, viajar, y ocho para descansar. Mäs o menos así, siempre y cuando se pueda, es lo que me sugieren a mí y que yo también pienso para ustedes. Se puede hacer flexible,cada segmento no tiene por qué durar 8 horas, 0 minuto y 0 segundo. Pero tampoco dormir una hora, trabajar 13 y lo demás 10. Más o menos una vida pareja, ordenada. Sé que pido mucho, en esta sociedad agitada. Bueno, como sea, cada uno ya sabe cómo es el modelo.
Según publicaba el libraco de 1981, se nos proponía a los niños dividir el día en tres segmentos de ocho oras cada uno. Ocho para estudiar y demás obligaciones colegiales, ocho para de todo un poco, léase jugar, comer, viajar, y ocho para descansar. Mäs o menos así, siempre y cuando se pueda, es lo que me sugieren a mí y que yo también pienso para ustedes. Se puede hacer flexible,cada segmento no tiene por qué durar 8 horas, 0 minuto y 0 segundo. Pero tampoco dormir una hora, trabajar 13 y lo demás 10. Más o menos una vida pareja, ordenada. Sé que pido mucho, en esta sociedad agitada. Bueno, como sea, cada uno ya sabe cómo es el modelo.
lunes, 9 de abril de 2018
!QUÉ DIFÍCIL ES NAVEGAR EN INTERNET!
Me acuerdo cuando a mediados de 1999, leía una guía que el diario Clarín sacó con nociones de Internet, que recién empezaba a conocerse. En un capítulo, la guía avisaba que las páginas web proliferaban, por eso había que aprender a usar los buscadores y demás herramientas. Si en el 99 era complicado, hoy es una real selva. No sólo mil millones de millones de páginas, y cada día más, sino el formato o como se le llame con que están hechas, que bajan lento, que no descargan, ni hablar las que se mueven, llenas de las malditas publicidades, por más que vengan a hablarme de negocio. Internet hoy es un problema, no una solución, te lo dicen algunos técnicos. Peor aún para personas como yo, con discapacidad, y los pobres lectores de pantalla como el famoso jaws con el que me manejo, chocan contra el monstruo HTML 5 y todos esos diseños raros con dibujitos por todos lados. Querés comentar un video de YouTube y no encontrás cómo, querés activar (como acá en el blog) una casilla de verificación y te manda a cualquier lado. Es cierto que los jaws son poco compatibles, pero quien tiene la culpa de lo duro de navegar es quien crea los sitios. Como todo, tomémoslo o dejémoslo.
domingo, 8 de abril de 2018
COPA DAVIS: ARGENTINA VUELVE A LUCHAR POR PRIMERA
En 2016, el tenis argentino vivió el momento más grande de su rica y larga historia, al ganar por primera vez la Copa Davis, el Mundial del deporte blanco. Como una maldición del destino, en su siguiente compromiso perdió con Italia y pasó al repechaje, que perdió con un tal Kazajstán, debiendo descender a la Zona Americana tras 16 años. Este fin de semana, la nueva legión albiceleste consiguió vencer a Chile, su rival histórico de la zona, por 3 a 2 en quinto punto gracias a Guido Pella, y así vuelve a luchar por la Primera, cuando en meses dispute de nuevo el repechaje con rival a definir. Buena para los de Daniel Orsanic, sin Del Potro pero con el genio de Diego Schwartzman y los nuevos que lo acompañan, demostrando que por algo nuestro tenis es mundial. Aunque aún estemos en la B.
LA PRIMERA CANCIÓN DE UN MUNDIAL
Por primera vez en 1962, la Copa del Mundo tuvo una canción alusiva. Se trata de El Rock del Mundial, interpretado por el grupo chileno The Ramblers, con un clarísimo estilo del rock de los 60, el de moda esos tiempos. Desde entonces, el tema del Mundial fue otro condimento a la gran historia de la Copa.
Escuchen aquí, genial:
Escuchen aquí, genial:
sábado, 7 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 62
Eliminatorias raras
la configuración de las eliminatorias mundialistas seguía siendo rara. No sólo países fuera de su continente, sino formatos de competencia extraños. Por ejemplo, Italia la tuvo como años atrás muy fácil. En su zona, Israel eliminó a los africanos de Etiopía y a Chipre y lo enfrentó, pero los azzurros lo golearon 4-2 en Tel Aviv y 6-0 en Torino, con goles argentinos, cuatro de Enrique Omar Sívori y uno de Antonio Angelillo. Por su parte, España se jugó su vuelta con Gales, a quien dejó atrás, pero luego debió verse con Marruecos, ganador de la primera fase previa de Africa. En tanto, Yugoslavia, campeón olímpico en 1960, marginó primero a Polonia y luego a Corea del Sur, vencedor de la pequeña zona Asia. Y los sudamericanos de Paraguay fueron a la recién creada CONCACAF (Norte, Centroamérica e islas del Caribe) a disputar un repechaje con México.
La primera en África
Hasta 1962, los países africanos eran colocados en otras zonas, especialmente Europa. Pero los siete inscriptos de esta edición merecían algo más. La FIFA estableció la primera eliminatoria en el continente, de la que Etiopía fue puesto en Europa, Sudán y Egipto se retiraron, dejando a Ghana, Nigeria, Marruecos y Túnez. Los ghaneses, referentes africanos por entonces, que serían bicampeones de la Copa de Naciones, enfrentaron a los marroquíes en la final, y éstos vencieron y fueron a encontrarse con su vecino España.
El increíble URSS-Colombia
Fue la nota de la primera fase. Colombia había debutado en los Mundiales perdiendo inmerecidamente con Uruguay. En su segundo encuentro en Arica, tenía que toparse con la poderosa Unión Soviética. A los 11 minutos, los soviéticos (mal llamados rusos) ganaban 3-0, y a los 11 del segundo, iban 4-1. Pero a los 23, Marcos Coll hizo un increíble gol olímpico, de tiro de esquina, al gran Lev Yahsin. Los de Adolfo Pedernera siguieron atacando, Rada descontó a los 27 y Klinger, figura del partido, empató a los 33. Y si no fuera por Yashin, Colombia se lo daba vuelta.
Dos padres de tigres azzurros
En el Mundial de Chile, Italia llegó plagado de nombres importantes, como Sívori, Altafini o Gianni Rivera. También estaban dos que luego serían padres de íconos mundialistas: Lorenzo Buffon, de Gianluigi, y Cesare Maldini, de Paolo y técnico de la selección en Francia 98 y de Paraguay en Corea-Japón 2002.
Gol de área a área
Fue en el España-México del Grupo 3, por la segunda fecha. En el minuto 90, los aztecas se perdieron el gol por Díaz solo frente al arquero Sedrún. Éste sacó con pase a Francisco “Paco” Gento, gloria del Real Madrid, que arrancó una carrera de casi 80 metros por e lateral, llegó al fondo, tiró el centro y Joaquín Peiró de cabeza le dio a los de Helenio Herrera el triunfo.
Por qué no estuvo la Saeta Rubia
Alfredo Di Stéfano, nacido en Buenos Aires pero ya en la selección española, venía de mandarse un fenomenal quinteto de Copas de Europa con el Real Madrid y era pieza clave en la roja. Hizo goles en la eliminatoria que la llevó al Mundial. Sin embargo, una lesión en el antepenúltimo partido de preparación lo dejó sin jugar, aunque Herrera lo llevó igual e integró la lista con el número 6, pero no disputó un solo minuto.
Los checos y su reserva hotelera
Checoslovaquia no creía mucho en sí mismo. Tras su pase a cuartos de final con un solo triunfo ante España, un 0-0 ante Brasil sin Pelé y una derrota con México, debía enfrentar a la poderosa Hungría. Tan poca confianza tenía que reservó anticipadamente pasajes de regreso a su país. Sin embargo, derrotó a los húngaros, fue a las semifinales y no sólo debió cancelar los pasajes, además ocupó su estadía en el hotel Posada Quebrada Verde de Valparaíso por unos cuantos días más, hasta la decisión con los brasileños.
Recemos por Garrincha
En las semifinales, Brasil venció claro a Chile 4 a 2 con sensacional actuación de Garrincha, que tras la lesión de Pelé era la carta de triunfo del campeón. Mané hizo dos goles para el 4-2, pero sobre el cierre del partido dio un puntapié a un rival y el árbitro peruano Arturo Yamasaki lo expulsó, con lo que se perdería la final. Todo Brasil, fiel a su tradición, hizo cadenas de oración a Dios y a cuanto santo existiera para pedir porque el puntero no fuera suspendido. Dios escuchó las plegarias, la FIFA lo amonestó y el delantero pudo jugar, aunque no brilló en el partido decisivo.
la configuración de las eliminatorias mundialistas seguía siendo rara. No sólo países fuera de su continente, sino formatos de competencia extraños. Por ejemplo, Italia la tuvo como años atrás muy fácil. En su zona, Israel eliminó a los africanos de Etiopía y a Chipre y lo enfrentó, pero los azzurros lo golearon 4-2 en Tel Aviv y 6-0 en Torino, con goles argentinos, cuatro de Enrique Omar Sívori y uno de Antonio Angelillo. Por su parte, España se jugó su vuelta con Gales, a quien dejó atrás, pero luego debió verse con Marruecos, ganador de la primera fase previa de Africa. En tanto, Yugoslavia, campeón olímpico en 1960, marginó primero a Polonia y luego a Corea del Sur, vencedor de la pequeña zona Asia. Y los sudamericanos de Paraguay fueron a la recién creada CONCACAF (Norte, Centroamérica e islas del Caribe) a disputar un repechaje con México.
La primera en África
Hasta 1962, los países africanos eran colocados en otras zonas, especialmente Europa. Pero los siete inscriptos de esta edición merecían algo más. La FIFA estableció la primera eliminatoria en el continente, de la que Etiopía fue puesto en Europa, Sudán y Egipto se retiraron, dejando a Ghana, Nigeria, Marruecos y Túnez. Los ghaneses, referentes africanos por entonces, que serían bicampeones de la Copa de Naciones, enfrentaron a los marroquíes en la final, y éstos vencieron y fueron a encontrarse con su vecino España.
El increíble URSS-Colombia
Fue la nota de la primera fase. Colombia había debutado en los Mundiales perdiendo inmerecidamente con Uruguay. En su segundo encuentro en Arica, tenía que toparse con la poderosa Unión Soviética. A los 11 minutos, los soviéticos (mal llamados rusos) ganaban 3-0, y a los 11 del segundo, iban 4-1. Pero a los 23, Marcos Coll hizo un increíble gol olímpico, de tiro de esquina, al gran Lev Yahsin. Los de Adolfo Pedernera siguieron atacando, Rada descontó a los 27 y Klinger, figura del partido, empató a los 33. Y si no fuera por Yashin, Colombia se lo daba vuelta.
Dos padres de tigres azzurros
En el Mundial de Chile, Italia llegó plagado de nombres importantes, como Sívori, Altafini o Gianni Rivera. También estaban dos que luego serían padres de íconos mundialistas: Lorenzo Buffon, de Gianluigi, y Cesare Maldini, de Paolo y técnico de la selección en Francia 98 y de Paraguay en Corea-Japón 2002.
Gol de área a área
Fue en el España-México del Grupo 3, por la segunda fecha. En el minuto 90, los aztecas se perdieron el gol por Díaz solo frente al arquero Sedrún. Éste sacó con pase a Francisco “Paco” Gento, gloria del Real Madrid, que arrancó una carrera de casi 80 metros por e lateral, llegó al fondo, tiró el centro y Joaquín Peiró de cabeza le dio a los de Helenio Herrera el triunfo.
Por qué no estuvo la Saeta Rubia
Alfredo Di Stéfano, nacido en Buenos Aires pero ya en la selección española, venía de mandarse un fenomenal quinteto de Copas de Europa con el Real Madrid y era pieza clave en la roja. Hizo goles en la eliminatoria que la llevó al Mundial. Sin embargo, una lesión en el antepenúltimo partido de preparación lo dejó sin jugar, aunque Herrera lo llevó igual e integró la lista con el número 6, pero no disputó un solo minuto.
Los checos y su reserva hotelera
Checoslovaquia no creía mucho en sí mismo. Tras su pase a cuartos de final con un solo triunfo ante España, un 0-0 ante Brasil sin Pelé y una derrota con México, debía enfrentar a la poderosa Hungría. Tan poca confianza tenía que reservó anticipadamente pasajes de regreso a su país. Sin embargo, derrotó a los húngaros, fue a las semifinales y no sólo debió cancelar los pasajes, además ocupó su estadía en el hotel Posada Quebrada Verde de Valparaíso por unos cuantos días más, hasta la decisión con los brasileños.
Recemos por Garrincha
En las semifinales, Brasil venció claro a Chile 4 a 2 con sensacional actuación de Garrincha, que tras la lesión de Pelé era la carta de triunfo del campeón. Mané hizo dos goles para el 4-2, pero sobre el cierre del partido dio un puntapié a un rival y el árbitro peruano Arturo Yamasaki lo expulsó, con lo que se perdería la final. Todo Brasil, fiel a su tradición, hizo cadenas de oración a Dios y a cuanto santo existiera para pedir porque el puntero no fuera suspendido. Dios escuchó las plegarias, la FIFA lo amonestó y el delantero pudo jugar, aunque no brilló en el partido decisivo.
HISTORIA MUNDIAL: CHILE 62
Sudamérica puso el grito en el cielo: basta de sedes europeas para el Mundial. Luego de Suiza y Suecia, en 1962 la Copa debía volver a estos lares. Chile fue la elegida, y contra todo y todos, fue el hogar perfecto para que Sudamérica también conquistara el título. Porque aunque no tuvo a Pelé medio torneo, Brasil repitió su gesta del 58 en un desarrollo afeado por las tácticas defensivas y algo de violencia. Y por la baja actuación de Argentina y Uruguay.
Chile obtuvo sobre nuestro país el derecho a organizar la cita. Todo iba bien, con apoyo del Estado, hasta que en mayo de 1960 un terremoto destruyó Valdivia y otras ciudades del sur chileno. Pero la nación trasandina se levantó de sus ruinas, y con apoyo de la FIFA Y otras federaciones logró salvaguardar el certamen, aunque debió cambiar y acortar sedes. Su cara visible fue el dirigente Carlos Dittborn, presidente de la Asociación local, la ANFP, que había dicho “porque nada tenemos, lo haremos todo”. Sólo 32 días antes del inicio, Dittborn falleció repentinamente, pero el primer Mundial sudamericano en 12 años siguió adelante, con la selección roja portando una cinta negra bajo su escudo y los hijos del creador izando la bandera del país el 30 de mayo, día de la inauguración.
Nuevamente 16 eran los protagonistas, pero con mejor sistema de competencia, fase de grupos con diferencia de gol en caso de empate, con lo que se terminaban los arcaicos desempates. El número de inscriptos seguía creciendo, ahora fueron 56 quienes jugaron unas eliminatorias cada vez más raras, con Etiopía en Europa, España y Yugoslavia contra Marruecos y Corea del Sur, y hasta Paraguay participando por la recién creada CONCACAF con México. Así como fueron notorios los regresos de España, Italia y Uruguay, lo fueron las eliminaciones de Suecia, subcampeón del 58, y Francia, tercero, en playoffs con Suiza y Bulgaria. Los búlgaros debutaban junto a Colombia, que dirigido por Adolfo Pedernera dejó afuera a Perú y sería inesperado protagonista. Mientras tanto, Africa disputaba por primera vez su fase previa, aunque su ganador, Marruecos, debió eliminarse con España.
Ese 30 de mayo en el famoso estadio Nacional de la capital Santiago, Chile le regalaba a la memoria del gran Dittborn un triunfo claro 3-1 sobre Suiza. Sería la primera victoria de una campaña inédita para la roja de Fernando Riera, con Eladio Rojas y Leonel Sánchez como figuras. Porque superó un Grupo 2 tremendo, con Alemania Federal e Italia, derrotando a los azzurros en uno de los negros episodios del Mundial, la “batalla de Santiago”, donde abundaron las brusquedades, un arbitraje localista del inglés Aston, Italia se quedó con nueve hombres a los 41 minutos y el local ganó 2-0, acompañando a los alemanes.
Los otros sudamericanos mostraron mediocridad. Argentina no pudo pasar la primera fase a pesar de iniciar con 1-0 a Bulgaria, porque cayó con Inglaterra y no quebró a Hungría. La mala organización, los cambios constantes de técnico (finalmente fue Juan Carlos Lorenzo) y el bajísimo nivel dieron por tierra con sus aspiraciones de revancha del desastre de Suecia 58. Uruguay venció con susto a Colombia y fue doblegado bien por Yugoslavia y la Unión Soviética, que pudo ir a los cuartos más allá de su 4-4 con los colombianos y el gol olímpico de Marcos Coll al mismísimo Lev Yashin. Por su parte, Brasil perdió a Pelé por desgarro contra Checoslovaquia (aún no podían hacerse variantes) y debió transpirar para eliminar 2-1 a la España de Puskas y un Di Stéfano lesionado. Los dos goles del pase los hizo el suplente del Rey, un tal Amarildo.
No sólo el Chile-Italia fue la nota desagradable de esos días. En el URSS-Yugoslavia, el defensor soviético Dubinsky fue fracturado gravemente por el balcánico Mujic, lo que le provocó invalidez y un año más tarde su muerte. Y el alemán Szymaniak también quebró al suizo Eschmann. Aunque menos graves, se pueden citar las expulsiones del uruguayo Cabrera y el yugoslavo Popovic en el 3-1 de los europeos, o un codazo del español José Santamaría (luego su Dt en 1982) al excelente arquero checo Schroif.
Pero el poco fútbol existente surgió a partir de los cuartos de final, donde Brasil contó con las locuras de Garrincha para vencer a Inglaterra, Chile contó con las de yashin para derrotar a la URSS, Checoslovaquia superó a Hungría y Yugoslavia pegó el golpe a Alemania faltando cinco minutos. En la semifinal americana, los brasileños fueron superiores a los locales y con un claro 4-2 volvieron a la final, donde aún sin Pelé enfrentarían a los checos, sorpresa del torneo, que vencían a los yugoslavos. Chile cerró su gloriosa presencia como dueño de casa con un remate de Eladio Rojas que ante los balcánicos valió el tercer puesto, su mejor tarea histórica.
Y el 17 de junio en el Nacional de Santiago, Checoslovaquia colocó el estupor con la apertura de su estrella Masopust. Pero Amarildo se puso la capa de héroe y empató para los de Aymoré Moreira con un centro-shot que e engañó al excelente arquero Schroif. En el segundo tiempo, mientras los europeos no recibieron un penal por mano dudosa del central Zózimo, en un largo centro Schroif salió mal, dicen por el sol que lo encandiló, y el medio Zito puso el segundo de cabeza. Y en acción similar, Vavá, otro de los campeones del 58, marcó el definitivo 3-1 y el bicampeonato, primero desde la Italia de Vittorio Pozzo en 1934 y 1938. Pelé entró a la cancha y festejó llorando abrazado a Amarildo. Sin tanto brillo, con mucho más lío del pensado, en un Mundial muy descolorido, Brasil seguía poniendo su verde y amarillo con todo.
Chile obtuvo sobre nuestro país el derecho a organizar la cita. Todo iba bien, con apoyo del Estado, hasta que en mayo de 1960 un terremoto destruyó Valdivia y otras ciudades del sur chileno. Pero la nación trasandina se levantó de sus ruinas, y con apoyo de la FIFA Y otras federaciones logró salvaguardar el certamen, aunque debió cambiar y acortar sedes. Su cara visible fue el dirigente Carlos Dittborn, presidente de la Asociación local, la ANFP, que había dicho “porque nada tenemos, lo haremos todo”. Sólo 32 días antes del inicio, Dittborn falleció repentinamente, pero el primer Mundial sudamericano en 12 años siguió adelante, con la selección roja portando una cinta negra bajo su escudo y los hijos del creador izando la bandera del país el 30 de mayo, día de la inauguración.
Nuevamente 16 eran los protagonistas, pero con mejor sistema de competencia, fase de grupos con diferencia de gol en caso de empate, con lo que se terminaban los arcaicos desempates. El número de inscriptos seguía creciendo, ahora fueron 56 quienes jugaron unas eliminatorias cada vez más raras, con Etiopía en Europa, España y Yugoslavia contra Marruecos y Corea del Sur, y hasta Paraguay participando por la recién creada CONCACAF con México. Así como fueron notorios los regresos de España, Italia y Uruguay, lo fueron las eliminaciones de Suecia, subcampeón del 58, y Francia, tercero, en playoffs con Suiza y Bulgaria. Los búlgaros debutaban junto a Colombia, que dirigido por Adolfo Pedernera dejó afuera a Perú y sería inesperado protagonista. Mientras tanto, Africa disputaba por primera vez su fase previa, aunque su ganador, Marruecos, debió eliminarse con España.
Ese 30 de mayo en el famoso estadio Nacional de la capital Santiago, Chile le regalaba a la memoria del gran Dittborn un triunfo claro 3-1 sobre Suiza. Sería la primera victoria de una campaña inédita para la roja de Fernando Riera, con Eladio Rojas y Leonel Sánchez como figuras. Porque superó un Grupo 2 tremendo, con Alemania Federal e Italia, derrotando a los azzurros en uno de los negros episodios del Mundial, la “batalla de Santiago”, donde abundaron las brusquedades, un arbitraje localista del inglés Aston, Italia se quedó con nueve hombres a los 41 minutos y el local ganó 2-0, acompañando a los alemanes.
Los otros sudamericanos mostraron mediocridad. Argentina no pudo pasar la primera fase a pesar de iniciar con 1-0 a Bulgaria, porque cayó con Inglaterra y no quebró a Hungría. La mala organización, los cambios constantes de técnico (finalmente fue Juan Carlos Lorenzo) y el bajísimo nivel dieron por tierra con sus aspiraciones de revancha del desastre de Suecia 58. Uruguay venció con susto a Colombia y fue doblegado bien por Yugoslavia y la Unión Soviética, que pudo ir a los cuartos más allá de su 4-4 con los colombianos y el gol olímpico de Marcos Coll al mismísimo Lev Yashin. Por su parte, Brasil perdió a Pelé por desgarro contra Checoslovaquia (aún no podían hacerse variantes) y debió transpirar para eliminar 2-1 a la España de Puskas y un Di Stéfano lesionado. Los dos goles del pase los hizo el suplente del Rey, un tal Amarildo.
No sólo el Chile-Italia fue la nota desagradable de esos días. En el URSS-Yugoslavia, el defensor soviético Dubinsky fue fracturado gravemente por el balcánico Mujic, lo que le provocó invalidez y un año más tarde su muerte. Y el alemán Szymaniak también quebró al suizo Eschmann. Aunque menos graves, se pueden citar las expulsiones del uruguayo Cabrera y el yugoslavo Popovic en el 3-1 de los europeos, o un codazo del español José Santamaría (luego su Dt en 1982) al excelente arquero checo Schroif.
Pero el poco fútbol existente surgió a partir de los cuartos de final, donde Brasil contó con las locuras de Garrincha para vencer a Inglaterra, Chile contó con las de yashin para derrotar a la URSS, Checoslovaquia superó a Hungría y Yugoslavia pegó el golpe a Alemania faltando cinco minutos. En la semifinal americana, los brasileños fueron superiores a los locales y con un claro 4-2 volvieron a la final, donde aún sin Pelé enfrentarían a los checos, sorpresa del torneo, que vencían a los yugoslavos. Chile cerró su gloriosa presencia como dueño de casa con un remate de Eladio Rojas que ante los balcánicos valió el tercer puesto, su mejor tarea histórica.
Y el 17 de junio en el Nacional de Santiago, Checoslovaquia colocó el estupor con la apertura de su estrella Masopust. Pero Amarildo se puso la capa de héroe y empató para los de Aymoré Moreira con un centro-shot que e engañó al excelente arquero Schroif. En el segundo tiempo, mientras los europeos no recibieron un penal por mano dudosa del central Zózimo, en un largo centro Schroif salió mal, dicen por el sol que lo encandiló, y el medio Zito puso el segundo de cabeza. Y en acción similar, Vavá, otro de los campeones del 58, marcó el definitivo 3-1 y el bicampeonato, primero desde la Italia de Vittorio Pozzo en 1934 y 1938. Pelé entró a la cancha y festejó llorando abrazado a Amarildo. Sin tanto brillo, con mucho más lío del pensado, en un Mundial muy descolorido, Brasil seguía poniendo su verde y amarillo con todo.
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